¿Qué es lo que recordaremos en el cielo?
Un amigo me escribió haciéndome una pregunta con respecto a Isaías 65:17, que dice (en la Nueva Versión Americana de la Biblia): “He aquí, yo creo nuevos cielos y una nueva tierra; Y las cosas primeras ya no serán recordadas ni tampoco vendrán a la mente”. Mi amigo preguntó: “¿Piensas que el significado de este versículo es que cuando lleguemos al cielo, no habrá absolutamente ningún recuerdo de los antiguos cielos y tierra? Y si así es, ¿piensas que significará también que todos los recuerdos de esta vida desaparecerán”?
Esto es lo que le escribí en respuesta a su pregunta:
No. Este versículo no significa que en el cielo y en el tiempo venidero no habrá ningún tipo de recuerdos.
Hay dos razones:
1.- Nota el paralelo entre “las cosas primeras” en el versículo 17 y “las angustias primeras” en el versículo 16. El versículo 16 dice: “Porque el que es bendecido en la tierra, será bendecido por el Dios de la verdad; y el que jura en la tierra, jurará por el Dios de la verdad; porque han sido olvidadas las angustias primeras, y porque están ocultas a mis ojos”. El paralelo muy cercano entre “angustias primeras” en el versículo 16, y “las cosas primeras” en el versículo 17, me lleva a pensar que “las cosas primeras” no quiere decir todas las cosas, sino cosas que, si nosotros las recordáramos, nos causarían angustia. Y no estaremos angustiados en el tiempo venidero “Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado” (Apocalipsis 21:4, LBLA).
2.- El Libro de Apocalipsis dice que en el cielo cantaremos la canción del Cordero y de Moisés (Apocalipsis 15:3), que es una canción acerca de la historia pasada. Así que si vamos a cantar acerca de las grandes obras de Dios en la historia, no podríamos olvidarlas.
Pero en todo esto hay un detalle. La crucifixión del Cordero fue una de las angustias del mundo. Fue horrorosa. Por lo tanto parece estar entre la clase de cosas que no deberían de ser recordadas jamás – ya que fue un hecho tremendamente doloroso.
Así que esta es mi conclusión: Lo que olvidaremos y lo que recordaremos no figura, simplemente, entre las categorías de malo o bueno. Más bien olvidaremos y recordaremos las cosas de acuerdo con lo que maximizará nuestro deleite en Dios. Si recordar algo intensifica nuestra adoración, recordaremos. Si eso estorba nuestra adoración, lo olvidaremos.
Considera lo siguiente como analogía. En Filipenses 3:13-14 Pablo dice: “Pero una cosa hago: Olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Por lo tanto, pareciera que Pablo recomienda “olvidar” el pasado. Pero en Efesios 2:11-13 dice, “Recordad, pues, que en otro tiempo vosotros los gentiles en la carne . . . estabais separados de Cristo”.
Así que una vez más, mientras trato de discernir lo que debería ser recordado y lo que debería ser olvidado, respondo: Recuerda todo aquello que profundiza tu amor por Cristo y tu celo por la obediencia, y olvida todo aquello que podría paralizar tu voluntad de seguirle a Él con gozo.