Para los que están sufriendo esta Navidad
Sé que algunos de ustedes están orando para superar la Navidad, solo superarla, sin anticipar que algo bueno pueda venir de la reunión con familiares y amigos. Se ha convertido en un cliché: justo al lado del artículo sobre lo que entusiasma a los estudiantes de segundo grado en Navidad, está el artículo sobre el aumento de la depresión durante este último mes del año.
Sabes que la tristeza es real. Mientras cambias el pañal de un adolescente, administras medicamentos complicados, evitas que tu hijo sin habla de diez años vuelva a lastimarse, o explicas una vez más la complicada vida de tu hija de cinco años sin un diagnóstico por su discapacidad, tus sobrinas y sobrinos y sus jóvenes amigos están jugando, corriendo y comiendo, hablando alegremente sobre los juguetes que quieren, los viajes que les entusiasman o las cosas que hacen en la escuela. Hacen con facilidad las cosas que tu hijo nunca hará, sin importar cuántas terapias, medicamentos u oraciones se ofrezcan.
O tal vez la discapacidad de ese miembro de tu familia significa que no puedes reunirte con otros seres queridos, y el dolor en el corazón es casi insoportable. Jesús lo sabe.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. (Hebreos 4:15, LBLA itálicas añadidas)
¡Más que eso, lo soportó y es victorioso!
Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de El soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:1–2, itálicas añadidas)
Y hay algunos que no pueden verlo. ¡Pero no todo está perdido!
Del libro del pastor John, Cuando no deseo a Dios: La batalla por el gozo.
Es absolutamente crucial que en nuestra oscuridad afirmemos la mano sabia y fuerte de Dios para que nos sostenga, incluso cuando no tengamos fuerzas para agarrarnos nosotros. Así es como Pablo pensó en sus propios esfuerzos. Él dijo: "No que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús" (Filipenses 3:12). La clave que hay que ver en este versículo es que todos los esfuerzos de Pablo por alcanzar la plenitud del gozo en Cristo están asegurados porque Cristo lo ha alcanzado a él. Nunca olvides que tu seguridad descansa primero en la fidelidad de Cristo.
Nuestra fe crece y mengua. Tiene niveles. Pero nuestra seguridad no. No tiene niveles. Debemos perseverar en la fe. Esto es cierto. Pero hay ocasiones en que nuestra fe es del tamaño de una semilla de mostaza y apenas visible. De hecho, la experiencia más oscura para un hijo de Dios es cuando su fe desaparece de su propia vista. No de la vista de Dios, sino de la suya. Sí, es posible estar tan abrumado por la oscuridad que no sabes si eres cristiano, y aún así serlo. (216, itálicas añadidas)
Jesús entiende. Jesús es victorioso. Jesús es la respuesta. Que lo encuentres, y al encontrarlo, encuentres esperanza y paz en estos días difíciles.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús. (Filipenses 4:7)