Tres ejemplos de una fe que lucha
Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder. (2 Tesalonicenses 1:11)
Cuando Pablo dice que Dios cumplirá —con su poder por medio de nuestra fe— las buenas resoluciones que hagamos, lo que quiere decir es que vencemos al pecado y hacemos lo que es justo al estar satisfechos con todo lo que Dios promete ser para nosotros en Cristo en los próximos cinco minutos, cinco meses, cinco décadas, y por la eternidad.
Veamos tres ejemplos de cómo podría cumplirse esto en su vida:
Si deciden en el corazón dar a modo de sacrificio y generosamente, el poder de Dios para cumplir este propósito les será concedido según pongan su confianza en la gracia para el futuro en las siguiente promesas: «Mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19); «El que siembra abundantemente, abundantemente también segará» (2 Corintios 9:6); «Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra» (2 Corintios 9:8).
Si deciden en el corazón renunciar a la pornografía, el poder de Dios para cumplir este propósito les será concedido al poner su confianza en la gracia para el futuro que se expresa en estas promesas: «Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios» (Mateo 5:8); «Si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno» (Mateo 5:29). Mucho mejor; maravillosamente mejor; y mejor para su satisfacción plena.
Y si deciden en el corazón proclamar a Cristo cada vez que la oportunidad se presente, el poder de Dios para cumplir este propósito les será concedido al poner su confianza en la gracia para el futuro en la siguiente promesa: «No os preocupéis de cómo o qué hablaréis; porque a esa hora se os dará lo que habréis de hablar» (Mateo 10:19).
Que Dios aumente día a día nuestra fe en su inagotable gracia venidera, comprada por sangre, para la gloria de Cristo.