Acciones de gracias, sentir agradecimiento y la gloria de Dios
De vez en cuando, es necesario decir que no todo el agradecimiento viene de un corazón agradecido. Podemos obligarnos (o a nuestros hijos) a decir “gracias”, ya sea que lo sintamos o no. Pero no es un buen hábito, especialmente con relación a Dios.
Jesús nos advierte en contra de la adoración “vana”. “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran” (Mateo 15:8-9 NVI). Dar gracias sin sentir agradecimiento es algo vacío. No cuenta delante Dios.
Un acto del corazón
El agradecimiento genuino es un acto de los afectos del corazón, no un acto de los músculos de los labios. No es algo para lo que tenemos disposición, sino algo que va despertando.
No es una decisión voluntaria, sino un reflejo del corazón. Algo que sucede en nosotros. Nos damos cuenta de la buena voluntad para con nosotros, ya sea que sintamos gratitud o seamos ingratos.
No es una inferencia; es una experiencia. Si la respuesta de nuestros labios es una simple deducción lógica, entonces no es un agradecimiento del corazón. (Premisa 1: alguien quiere mi bien. Premisa 2: hay que decir gracias en este tipo de situaciones. Conclusión: haré que mis labios digan gracias).
Ahora vamos a relacionar este asunto con la gloria de Dios de la manera en que la Biblia lo hace.
Para la gloria de Dios
“El que ofrece sacrificio de acción de gracias me honra” (Salmo 50:23). Esta ofrenda de acción de gracias que glorifica a Dios no es meramente externa.
Es una gratitud sentida verdaderamente en el corazón. Ese es el único tipo de sacrificio que le agrada.
Salmo 51:16-17 “Porque no te deleitas en sacrificio……..no te agrada el holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás”. Esta es la clase de corazón que realmente puede sentir gratitud por la gracia.
Por lo que el sacrificio de acción de gracias que glorifica a Dios es la ofrenda de un corazón agradecido, contrito y quebrantado por las misericordias inmerecidas. Esto hace que Dios se vea más glorioso, esto le glorifica.
Del mismo modo en 2 Corintios 4:15 Pablo dice: “Porque todo esto es por amor a vosotros, para que la gracia que se está extendiendo por medio de muchos, haga que las acciones de gracias abunden para la gloria de Dios”.
El orden es el siguiente: la gracia de Dios se experimenta como maravillosa e inmerecida; la sensación del sincero agradecimiento nace en el corazón, esta sensación de verdadera gratitud rebosa con el agradecimiento; así Dios se muestra glorioso, de esta manera Él es glorificado.
Implicaciones:
- Dios es glorificado más plenamente cuando sentimos agradecimiento, no solo cuando decimos “gracias”.
- Los sentimientos genuinos del corazón no están en nuestro control. No podemos producir en nosotros mismos el sentir agradecimiento. Si nuestros corazones no son movidos por la bondad de Dios, somos ingratos. El sentir agradecimiento es una obra de la gracia.
- Por lo tanto, como pecadores caídos cuyos corazones son indiferentes, debemos orar regularmente para que Dios derrote nuestra dura pecaminosidad, nos haga ver su bondad y entonces así podamos sentirnos agradecidos. ( Salmos 51:10-12)
De manera que la manifestación de la gloria de Dios depende de que:
- Entendamos que la buena voluntad de Dios para con nosotros es un bien inmerecido;
- Nuestros ojos lo vean como de parte de Dios;
- Despertemos a la realidad de que somos inmerecedores;
- Despertemos un dulce agradecimiento por ser amados de esta manera; y
- Expresemos nuestro sentimiento de gratitud con un genuino “gracias”.
Que el Dios de gran gracia obre estos milagros en ti este Día Acción de Gracias.