Hablando a Tus Lágrimas
Los que siembran con lágrimas segarán con gritos de júbilo. El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.
No hay nada triste en sembrar semillas. No lleva más trabajo que cosechar. Los días pueden ser hermosos. Puede haber una gran esperanza de cosecha. Sin embargo el salmo habla de "sembrar con lágrimas." Dice que alguien "con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra." Así que, ¿Por qué están llorando?
Creo que la razón no es que el sembrar sea triste o difícil. Creo que la razón no tiene nada que ver con sembrar. Sembrar es un trabajo que simplemente hay que hacer a pesar de que haya otras cosas en la vida que nos hacen llorar. Los cultivos no esperan a que nuestra tristeza pase o a que resolvamos todos nuestros problemas. Si queremos comer en invierno tenemos que ir al campo a sembrar, estemos llorando o no.
Este salmo nos enseña la difícil verdad de que hay trabajo que hacer aunque no estemos dispuestos emocionalmente; y que es bueno que lo hagamos. Supongámos que estás muy deprimido y es hora de sembrar la semilla. Dices, "no puedo sembrar el campo esta primavera, porque estoy deprimido." Si haces eso, no comerás en invierno.
Pero supongamos que dices, "Estoy muy deprimido. Lloro si se me termina la leche en el desayuno. Lloro si el teléfono y la puerta suenan al mismo tiempo. Lloro sin motivo alguno. Pero el campo necesita ser sembrado. Así es la vida. No tengo ganas de hacerlo, pero tomaré mi bolsa de semillas y lloraré mientras cumplo con mi deber. Sembraré con lágrimas."
Si haces eso, la promesa del salmo es que "segarás con gritos de júbilo." Tú "Volverás con gritos de alegría, trayendo tus gavillas." No porque las lágrimas al sembrar produzcan la alegría de segar, sino simplemente porque la mera siembra produce la siega, y tienes que recordar esto aún cuando tus lágrimas te tienten a abandonar la siembra.
Así que la lección es esta: Cuando haya trabajos simples y directos pendientes de hacer, y estás lleno de tristeza, y las lágrimas fluyen fácilmente, adelante, realizá los trabajos con lágrimas. Sé realista. Di a tus lágrimas: "Lágrimas, las siento. Me hacen querer rendirme. Pero hay un campo que sembrar (platos que lavar, coches que arreglar, sermones que escribir). Se que van a mojar mi cara varias veces hoy, pero tengo trabajo que hacer y simplemente tendrán que venir conmigo. Mi intención es tomar la bolsa de semillas y sembrar. Si vienen conmigo tendrán que mojar los surcos."
Luego, tomando como base la Palabra de Dios, digan, 'Lágrimas, se que no van a quedarse para siempre. El hecho de que acabe de hacer mi trabajo (con lágrimas y todo) traerá al final una cosecha de bendición. Así que podrán fluir si quieren. Pero creo (aún no lo veo o lo siento completamente)—creo que el simple trabajo de mi sembrar traerá gavillas de cosecha. Y sus lágrimas, se convertirán en alegría."
Aprendiendo a sembrar firmemente,
Pastor John