Orando por un gran avance
Un avance es un concepto militar. Cuando un ejército está en la capacidad de debilitar las fortalezas de su enemigo hasta el punto de colapso, se produce un avance permitiendo que el ejército pueda invadir y tomar el territorio de su enemigo.
Pero en una guerra un avance solo importa si se produce en una ubicación estratégica. Y la evidencia de que una ubicación es estratégica casi siempre se revela por la cantidad de fuerzas enemigas alrededor para protegerla. Un enemigo dirigido por generales experimentados planea proteger ferozmente aquello que aprecia grandemente.
Esto significa que un ejército invasor puede encontrar una barrera de feroz oposición del enemigo en su intento de lograr un avance. Combates intensos siempre preceden a los avances estratégicos. El terreno estratégico no se entrega fácilmente.
A nuestros avances se oponen fuerzas poderosas
Esto es tan cierto en la guerra espiritual como lo es para la guerra terrestre. En la esfera espiritual, a diferencia de la terrestre, la iglesia es una fuerza invasora. Aunque fácilmente podemos caer en una mentalidad defensiva, preparados para atacar, Jesús tiene la clara intención de que seamos agresores, no meramente defensores. La Gran Comisión es la de “Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones” (Mateo 28:19).
En un mundo que “yace bajo el poder del maligno” (1 Juan 5:19), eso es un lenguaje militante. Nuestra misión es: liberar a los que el diablo ha tomado cautivos para hacer su voluntad (2 Timoteo 2:26).
Pero hay que tener en cuenta que un terreno estratégico no se entrega fácilmente. Ya sea que estemos luchando por un avance en contra de nuestro obstinado pecado, la incredulidad de un ser querido, avances en el progreso misional de nuestra iglesia local, alcanzando a pueblos que no se les ha predicado el Evangelio, rescatar a creyentes perseguidos, huérfanos, esclavos sexuales o los no nacidos, nos enfrentamos a “huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales” (Efesios 6:12). No sabemos exactamente lo que eso significa, excepto que estas fuerzas son muy fuertes.
El ejemplo de Daniel
Daniel 10:12-14 nos da un breve vistazo de lo que está pasando. Daniel había estado orando y haciendo un ayuno parcial durante 21 días para obtener un mayor conocimiento de las revelaciones que había recibido (Daniel 10:3) cuando un ser angelical finalmente apareció con una respuesta a sus oraciones. Este mensajero dijo que había estado tratando de llegar a Daniel en esos 21 días, pero había sido detenido por “el príncipe del reino de Persia”. El arcángel Miguel tuvo que venir a liberarlo.
Esta experiencia de Daniel es un ejemplo para nosotros. No es una fórmula en la que simplemente oramos y ayunamos durante 21 días para que venga Miguel a ayudarte a superar las fuerzas cósmicas. Pero sí es un ejemplo de lo que está sucediendo fuera de nuestra vista. Dios no quiere que sepamos mucho más sobre el reino angelical de lo que se ha revelado en las Escrituras, de lo contrario habría revelado más de esto. Pero Él claramente quiere que sepamos que hay más cosas de las que vemos, para que oremos a Él y ayunemos hasta que nos dé una respuesta.
Cuando Dios se mueve, Satanás responde
El patrón coherente en toda la Biblia es que cada movimiento significativo de Dios es precedido por una temporada intensamente difícil, una oposición desalentadora. Y si tomamos seriamente a Efesios 6, Daniel 10 y otros textos de guerra, podremos entender por qué: Dios está invadiendo lo que Satanás considera su territorio. El reino de Dios está rompiendo las líneas de la potestad de las tinieblas (Colosenses 1:13).
Si no estamos encontrando oposición, lo más probable es que no estamos atacando una ubicación estratégica. Pero si la estamos encontrando, estamos en buen camino. Donde el enemigo esté fortaleciendo sus fuerzas es donde debemos centrar nuestro ataque.
Y donde el enemigo esté fortificado, va a haber una lucha feroz si vamos a lograr un avance. Vamos a recibir una lluvia de dardos de fuego (Efesios 6:16). Vamos a ser atacados por la espalda. Habrá espías en el campamento. Habrá burlas, intimidación y acusaciones. Habrá esfuerzos para destruir nuestra moral y determinación.
Un llamado a la determinación en el avance
Así que este es un llamado a una determinación santa. Sigue orando y no desmayes (Lucas 18:1). Al igual que en cualquier guerra a gran escala, hay muchas batallas. Algunos avances se consiguen con relativa rapidez; otros requieren una resistencia larga y perseverante. Pero, de cualquier manera, los avances requieren de determinación para mantener el ataque.
Por lo general, los avances no se logran solamente orando; hay obras por hacer y un coraje que ejercitar. Pero los reales avances espirituales no se alcanzan en absoluto sin la oración. Una oración concentrada, específica, predominante y persistente a menudo ejercida por dos o más (Mateo 18:19), es necesaria para debilitar nuestra oposición espiritual. Y ayunar es una ayuda maravillosa. “El ayuno prueba donde está el corazón. Y cuando revela que el corazón está con Dios y no con el mundo, un poderoso golpe hiere a Satanás” (Hambre de Dios).
Así que, si estás orando por un avance y no lo ves, y al contrario estás experimentando más que antes tentaciones de desánimo, frustración, cansancio, duda y cinismo, no te rindas. Combates cada vez más intensos siempre preceden a los avances estratégicos. Los terrenos estratégicos no se entregan fácilmente. Estás en contra de algo que es más grande de lo que piensas. Sin embargo, “mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Él ha vencido al mundo (Juan 16:33) y él te dará justicia (Lucas 18: 8).
No te desanimes. Continúa siendo determinado. Hay un gran avance por delante.