Carta a un amigo, concerniente a la así llamada "salvación por señorío"
Introducción
Nota explicativa: En la edición de febrero de 1989 de The Standard, la revista de noticias y comentarios de la Conferencia Bautista General (Baptist General Conference en EEUU), yo publiqué una crítica muy positiva del libro de John MacArthur The Gospel According to Jesus (en español: El Evangelio Según Jesucristo) (Grand Rapids: Zondervan, 1988). Un respetado y efectivo ministro de nuestra asociación me respondió, seriamente preocupado por lo que yo estaba diciendo. El meollo de su preocupación se manifiesta en algunos extractos de su carta. Cambiaré algunos detalles para no llamar la atención a ningún individuo, ya que mi amigo habla por muchos más.
Él dijo: "Cuando yo tenía casi quince años de edad, acepté a Cristo como mi Salvador. Al mirar hacia atrás y reflexionar en mi vida, puedo ver que Él tuvo una poderosa influencia sobre mí en los últimos años de mi adolescencia y al inicio de mis veintes. Al finalizar mis veintes, me empecé a dar cuenta del concepto de Cristo como Señor. Mientras investigaba ese concepto y luchaba por entenderlo, me di cuenta de que para que Cristo fuera Señor, yo tenía que someter todo a Él. Cuando llegué a mis treinta años, hice justo eso. El concepto de la 'salvación por señorío' que usted apoya implicaría que si yo hubiera muerto cuando tenía veintidós años de edad, es decir, antes que Cristo fuera Señor, yo no hubiera ido al cielo."
¡Querido amigo!
Gracias por tomar de su tiempo e interés para responder a mi crítica del libro de John MacArthur The Gospel According to Jesus (en español: El Evangelio Según Jesucristo). He escuchado acerca de su amor por Cristo y su fidelidad en el evangelismo y el discipulado. Lo anterior es obvio en su respuesta a mi crítica y agradezco a Dios por ello. Espero que estos temas puedan ser discutidos de una manera que minimice cualquier malentendido generalizado. Si usted nota cualquier tergiversación de sus pensamientos, por favor hágamelo saber.
Interpretando experiencias de dos etapas
¿Sabe usted cuál es, en mi opinión, el más grande problema entre la manera en que yo veo las cosas y la manera en que usted las ve? No es que yo niegue su experiencia, sino que estoy en desacuerdo con la manera en que usted la describe o interpreta. Puedo aceptar que usted recibió a Cristo como su Salvador cuando tenía casi quince años, y que en ese momento usted fue convertido para salvación. Alabo a Dios por haber abierto sus ojos como los de Lidia (Hechos 16:14), por haberle atraído hacia Su Hijo (Juan 6:44), por haber quitado el corazón de piedra y haber puesto un corazón de carne en usted (Ezequiel 36:26), por haberle permitido arrepentirse (2 Timoteo 2:25), creer (Filipenses 1:29) y ser salvo completamente por gracia y no por obra alguna (Efesios 2:8).
No solo eso, sino que también acepto que algunos años después, cuando usted llegó a los treinta años de edad, tuvo otra notable experiencia con Cristo en la que usted hizo un compromiso decisivo con Él como su Señor y sometió todo en su vida a Él. Esta experiencia, o algo similar, es relatada vez tras vez en mi iglesia mientras las personas dan sus testimonios.
Resalto la palabra experiencia, porque mi conjetura es que su descripción de la misma ha sido influenciada significativamente por un popular y contemporáneo paradigma, el cual, a mi juicio, no es completamente bíblico. Pienso que puedo demostrarlo por las Escrituras, pero los cientos de testimonios que he escuchado a través de los años también lo confirman.
Uno puede rápidamente identificar a las personas a quienes se les ha enseñado a describir su experiencia de acuerdo a la secuencia "Salvador-Señor", la cual consiste de dos etapas. Al interrogar a algunas de estas personas, me ha quedado claro que la naturaleza secundaria de la descripción a veces está tan atada a la genuinidad de la experiencia, que cuestionar la descripción implica poner en duda la experiencia, lo que no me atrevo a hacer. Solo Dios es el juez final de la verdadera experiencia de salvación de una persona. Pero la Biblia es el juez de cómo deberíamos describir esa experiencia.
Cuando he sugerido a otras personas una manera diferente de describir lo que les ha pasado, ellos a menudo han visto que lo que les estoy diciendo es verdad y han abandonado el paradigma de los dos pasos, "Salvador-Señor", considerándolo inferior y engañoso.
Un monje católico convertido
Recuerdo a un individuo en particular procedente de Sudáfrica, un monje católico convertido. Él fue convertido de manera excepcional por la obra soberana de Dios una noche durante sus oraciones vespertinas en el monasterio. Él sabía que era una nueva persona cuando, a la mañana siguiente, en lugar de enojarse a causa de las fastidiosas oraciones de su anciano compañero a las 3:00 a.m., sintió lástima y compasión por él.
Su vida tenía los altibajos típicos hasta que él descubrió cada vez más plenamente el significado de pertenecer a Jesús. Habiendo dejado el monasterio, se unió a un ministerio en Sudáfrica. A través de su ministerio, aprendió a interpretar su experiencia y a dar su testimonio de acuerdo a la secuencia de dos pasos, "Salvador-Señor". Él hablaba acerca de su conversión a Cristo como Salvador y luego de una posterior sumisión a Él como Señor.
Pero mientras estaba sentado en nuestra mesa un domingo después del servicio, contando su historia, yo pude notar que las cosas simplemente no concordaban. El paradigma no funcionaba. Su experiencia, tal como la expresó en su larga interacción con nosotros, simplemente no encajaba. Así que le dije lo que creo que le diría a usted si estuviera hablando con usted ahora: "Sabes, Guillermo (nombre ficticio), creo que Jesús era tu Señor antes de ese acto posterior de sumisión. Creo que Él era tu Señor la noche en que fuiste convertido y, desde entonces, tu experiencia ha sido una de creciente rendición a Sus derechos soberanos como el Señor de tu vida. Y no pienso que te has sometido a Su señorío consistentemente desde el momento en que lo 'hiciste Señor'. Tú no estás rendido a Él por completo ahora, pues si así fuera, no tendrías pecado alguno. Pero Él sigue siendo tu Señor ahora. Y aunque no te habías rendido completamente a Él en aquel momento, Él era tu Señor entonces."
Guillermo estaba anonadado de que yo pusiera en duda su testimonio. Nadie le había hablado de esa manera jamás. Él solamente había escuchado un paradigma para describir su experiencia. Se sentó en silencio por varios minutos, y luego dijo: "Sabes, creo que tienes razón." Luego prosiguió a decirnos que nunca había sentido que esta manera de pensar fuera completamente correcta, y que lo que yo había dicho parecía concordar mejor tanto con las Escrituras como con su propia experiencia.
Mi padre, el evangelista
Mi propio padre es un evangelista de tiempo completo que ha guiado a miles de almas a Cristo durante los últimos cuarenta años de fiel ministerio evangelístico. Acabo de llamarlo (él vive en Easley, Carolina del Sur, EEUU), para que me relatara su propia experiencia y me diera, como evangelista, su apreciación del paradigma de dos pasos, "Señor-Salvador".
Él dijo que solía hablar de esa manera, pero que la ha abandonado en años recientes (acaba de cumplir setenta años de edad) debido a cuánto daño percibió que estaba causando a las iglesias, ya que incentivaba a las personas a pensar que eran salvas cuando en realidad no lo eran. Me citó Romanos 10:9 por el teléfono y me dijo: "Si una persona no tiene a Jesús como su Señor, no le tiene en absoluto."
Él mismo recibió a Cristo a la edad de seis años, sentado en la rodilla de su madre. Luego en 1934, cuando era un adolescente, durante ciertos servicios especiales ofrecidos en la iglesia de su padre en Reading, Pensilvania, EEUU, él fue convicto de manera profunda en cuanto a la debilidad de su vida y la cobardía de su testimonio. Pasó al frente y "se rindió totalmente al Señor". Él me dijo que esa fue la primera vez que conoció la plenitud del Espíritu en su vida. Se volvió poderosamente valiente: incluso se puso de pie en su escuela pública el siguiente día y predicó por veinte minutos.
Pero él no menciona que Jesús no era su Señor antes de esa experiencia de profunda rendición. Más bien, él se refiere a ello como el punto de llegar a someterse más plenamente al señorío de Cristo, el cual había reinado sobre su vida para salvación hacía ya diez años, y sin embargo, le había permitido tener muchas luchas y llegar a una crisis en su compromiso.
Luego, aproximadamente a la edad de treinta años, hubo otra crisis. Mi padre estaba ahogándose en deudas y experimentando depresión e insomnio. Comenzó a leer un libro por James McConkey acerca de someterse a Dios. La base del libro era el Salmo 37:4-5, y el autor hablaba acerca de encomendar todo a Dios, someterse a Su plan soberano para tu vida y descansar en Él. Mi padre dijo que en ese momento, él se dio cuenta de que, a pesar del gran poder que descansaba en su vida para salvar almas, él no estaba completamente sometido a Dios. Se inclinó y rindió todo al Señor nuevamente. Dijo que encontró una paz que sobrepasaba cualquier cosa que había conocido jamás.
Su punto era, y mi punto es, que desde el momento en que aceptamos a Cristo por primera vez, Él es nuestro Rey, Señor, Salvador, Sacerdote, Profeta y Consejero. Todo lo que Él es, lo es para aquellos que son Suyos. Es entonces que comienza una vida de rendición, vacilante pero creciente, a Cristo y a todo lo que Él es. Esta rendición puede manifestarse en forma de crisis decisivas, en forma de un compromiso que crece gradualmente, o en forma de actos diarios de sumisión. En realidad, el señorío de Cristo no es algo que alguien descubre y luego se rinde a ello una sola vez, sino miles de veces. Es la rendición a Su señorío lo que está en juego cada vez que somos tentados a pecar—cada día.
Él era mi Señor, luego yo "le pedí que fuera mi Salvador"
Tengo otro amigo que narra su testimonio de esta manera: Yo recibí a Jesús como mi Señor cuando era niño, pero pasaron muchos años antes que descubriera cuánto Él deseaba salvarme de mis pecados de lujuria, avaricia y orgullo. Luego, tuve un poderoso encuentro con Jesús, descubrí Su gran intención salvadora y "le pedí que fuera mi Salvador" de una manera nueva y poderosa.
Esta idea tiene tantas implicaciones como el paradigma anterior. Probablemente querríamos advertir a mi amigo que él tuvo que haber recibido a Jesús como su Salvador en cierto sentido inicialmente. Pienso que él tendría que admitir eso, de la misma forma en que pienso que alguien tendría que admitir que ha recibido a Jesús como su Señor en cierto sentido cuando fue salvo inicialmente.
Incluso, amigo mío, hay indicaciones en su respuesta a mi crítica de que Jesús era el Señor de su vida aun antes de la experiencia de crisis a sus treinta años de edad. Una indicación es su declaración de que Cristo "tuvo una influencia poderosa sobre mí en los últimos años de mi adolescencia y al inicio de mis veintes". ¿No podríamos decir que la palabra "poderosa" implica que Jesús tuvo una influencia "de señorío" sobre su vida durante esos años? ¿Estaba Él actuando pasivamente, o estaba Él ejerciendo el poder de Su reinado como Señor? Si usted estaba siendo influenciado poderosamente por el Jesús resucitado, era el Señor quien le estaba influenciando, pues solo como Señor puede Cristo reinar y obrar entre Su pueblo.
Usted podría decir: "Pero yo no me relacionaba con Él como mi Señor en esos años." ¿Me pregunto si eso es totalmente correcto? Me lo pregunto porque algo puede ser real aun cuando no lo entendamos completamente o aun cuando no usemos los términos correctos para describirlo. Por ejemplo, ¿acaso una persona no ha "nacido de nuevo" sencillamente porque nunca ha escuchado el término "nacido de nuevo" y no se relaciona con Jesús en esos términos, sino solo en términos de fe, perdón y redención? No. Una persona nace de nuevo plenamente si cree en Jesús, aunque nunca haya escuchado la palabra "regeneración" o el término "nacido de nuevo". Muchas personas han nacido de nuevo y han sido salvas a través de tratados evangelísticos que ni siquiera mencionan el término "nacer de nuevo".
Así que, considero que es posible que muchas personas "tengan a Jesús como su Señor", aunque no piensen mucho en ese término (tal como usted no pensó en ello hasta diez años después de su conversión). Si usted no estuviera lidiando con Cristo como Aquel que llama autoritariamente a la novedad de vida, usted probablemente no hubiera cambiado mucho. Pero su testimonio es que Cristo "tuvo una poderosa influencia" sobre su vida en esos primeros días. Creo que usted estaba lidiando con Él como su Señor, aunque ese no era un término que usted comprendía plenamente. Estoy seguro de que yo tampoco lo comprendía en mis primeros días como creyente.
De hecho, ninguno de nosotros entiende todas las implicaciones del señorío de Cristo en nuestras vidas. Yo estoy luchando cada día por saber lo que el Señor requiere de mí al escoger opciones específicas de entre opciones buenas. Estoy aprendiendo cada día cuál es el alcance de Su control como Señor en el mundo, y cuáles son Sus misteriosas maneras de cumplir Sus promesas como Señor de mi vida y de mi iglesia. Someterse al señorío de Cristo es una actividad de por vida. Debe ser renovada cada día a través de muchos actos de confianza y obediencia. La sumisión al señorío de Cristo no es meramente una experiencia que se vive de una vez por todas.
¿Rechazar a Cristo como Señor y aún ser salvo?
Digo "no meramente" porque, en cierto sentido, sí es una experiencia que se vive de una vez por todas. Creo que esa es la conversión. Y, si entiendo correctamente, la diferencia entre nosotros yace justo aquí. Parece que usted está diciendo que una persona puede ser convertida y salva aun si rechaza la afirmación de que Jesús sea su Señor. Puedo estar equivocado en esto. Pero esa parece ser la implicación de lo que usted está diciendo. Si usted simplemente está diciendo que una persona puede ser salva y no conocer plenamente las implicaciones del señorío de Cristo, entonces no tengo argumento alguno para este punto.
Pero pienso que su respuesta va más allá, e implica que algunas personas "no tienen a Cristo como su Señor" y aún así son salvas. Mi interpretación de la frase "no tienen a Cristo como su Señor" es que "rechazan Su señorío". De lo contrario, usted sencillamente estaría diciendo que todas las personas que son salvas tienen a Jesús como el Señor de sus vidas, pero esa sumisión se manifiesta en sus vidas en niveles de mayor o menor consistencia. Eso es exactamente lo que yo estoy diciendo. No habría discusión al respecto.
Así que me parece que usted está diciendo algo mucho más extremo, es decir, que a las personas se les puede presentar la afirmación de que Cristo es Señor y que ellas pueden decir: "No, no quiero someterme a Él como Señor y no acepto que Él reclame mi vida como mi Guía y Maestro autoritario" y aún ser salvas (¡si de hecho creen que Él murió por ellas!). Si eso es lo que usted está diciendo, entonces verdaderamente hay una gran diferencia entre nosotros. Y no solo entre usted y yo, sino entre usted y cientos de años de ortodoxia cristiana.
No hay seguridad para aquellos que continúan en el pecado
Creo que la Biblia aclara que las personas que persistentemente rehúsan el mandato del señorío de Jesús no tienen garantía para creer que son salvas. Tales personas no deben consolarse en que son salvas simplemente porque hubo una ocasión en la que "creyeron" verdades acerca del evangelio, o caminaron por un pasillo, o firmaron una tarjeta, o hicieron una oración. De hecho, Jesús parece mucho más deseoso de fulminar la seguridad de falsas "profesiones de fe" que de dar seguridad a las personas que continúan viviendo en pecado. ¿En qué lugar afirma Él la "seguridad eterna" de una persona que no está dispuesta a abandonar el pecado?
No estoy diciendo que solo las personas perfectas son salvas. No existen personas perfectas en esta tierra. Pecamos cada día, y toda buena obra que realizamos está contaminada por remanentes pecaminosos de corrupción. Estoy diciendo que una persona que intencionalmente continúa rechazando los mandamientos de Jesús para su vida no tiene garantía de salvación. La evidencia de ello se encuentra en los pasajes de las Escrituras detallados al final de esta carta.
Para aclarar lo que pienso que la Biblia enseña acerca de la salvación por la fe, me gustaría responder a otros puntos específicos de su carta que parecen reflejar ya sea un malentendido de lo que yo estoy diciendo, o un rechazo (sin una justificación suficiente) a lo que yo estoy diciendo.
Si muero antes de hacer a Jesús el Señor de mi vida
1. Usted dice lo siguiente: "El concepto de la 'salvación por señorío' que usted apoya implicaría que si yo hubiera muerto cuando tenía veintidós años de edad, es decir, antes que Cristo fuera Señor, yo no hubiera ido al cielo."”
Creo que he dicho lo suficiente anteriormente para asegurarle que mi interpretación de su experiencia es muy alentadora. Yo sí pienso que usted hubiera ido al cielo. Pero, ¡oh, cómo desearía que usted sintiera cómo se incensarían el apóstol Pablo, Jesús y todos los grandes y piadosos portavoces de la cristiandad ortodoxa a lo largo de 1900 años al oír las palabras "antes que Cristo fuera Señor"!
¿En qué parte del Nuevo Testamento puede usted encontrar algo remotamente parecido a tal descripción de un verdadero creyente? Esta manera de referirse a un creyente inmaduro no era garantía alguna de salvación en el Nuevo Testamento. ¡Y es tan engañosa!
Es engañosa porque Cristo es Señor, ya sea que lo reconozcamos o no (Hechos 2:36; Filipenses 2:11). Y es engañosa porque Él es el Señor de todo creyente verdadero, ya sea que esa persona comprenda esto plenamente o no, o ya sea que esa persona obedezca a Jesús plenamente o no.
Tan solo considere estas breves observaciones. Docenas de veces mientras escribía a todos los creyentes de una iglesia, Pablo se refiere a Jesús como "nuestro Señor". En algunos de estos pasajes, debemos considerar a todos los creyentes, no solo a aquellos que son más maduros en su devoción a Cristo. Por ejemplo, Romanos 8:39 es un pasaje que usted probablemente usaría para animar a un creyente vacilante y afirmarle que él está seguro en los brazos de Dios. Sin embargo, el versículo dice que nada nos separará "del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
Si el versículo ha de consolar al lector, el lector debe verse a sí mismo incluido en el término "nuestro". Aquí, Pablo no tiene intención alguna de decir que hay algunos cristianos que no tienen a Jesús como su Señor y por lo tanto no tienen seguridad de su salvación. Todos los verdaderos cristianos pueden decir "Señor nuestro" y ser incluidos en este pasaje. (Lo mismo pudiera decirse de Romanos 6:23.)
Romanos 10:9 dice: "…si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo". Es aterrorizante, a la luz de este versículo, decir a las personas que no necesitan confesar a Jesús como Señor para poder ser salvas. Eso es justamente lo opuesto a lo que dicen las Escrituras. (Romanos 10:13 es igual de enfático.)
En Romanos 14:7-8, Pablo dice: "Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo; pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos." Note la frase "ninguno de nosotros". No hay un grupo de cristianos que no viva en el Señor. Lo hacemos imperfecta y vacilantemente, pero pertenecer al Señor implica vivir para el Señor.
Pablo sencillamente identifica a los cristianos en 1 Corintios 1:2 como "los que han sido santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en cualquier parte invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro". Pablo puede hacer esto porque convertirse en cristiano significa confesar a Jesús como Señor (Romanos 10:9) e invocar el nombre del Señor (Romanos 10:13).
Pablo describió el contenido de su predicación del evangelio de esta forma: "Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor" (2 Corintios 4:5). Y en 1 Tesalonicenses 1:8, Pablo dice que la divulgación de este evangelio por parte de las iglesias es la resonancia de "la palabra del Señor". Este no es un mensaje de "discipulado" en la segunda etapa. Este es el evangelio que él predicaba.
Usted no recibió a un Cristo a medias
En Colosenses 2:6, Pablo dice: "Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en Él". Esta es la manera en que deberíamos referirnos a los nuevos creyentes: usted ha recibido a Jesús en todos Sus oficios cuando lo recibió para su salvación. Usted no recibió a un Cristo a medias. Él es Profeta, Sacerdote y Rey—y Él es todo eso para usted. Este es Aquel a quien usted ha recibido. Ahora, viva en Él de una manera digna de Sus oficios. Si usted lo rechaza en cualquiera de Sus oficios, está rechazando a Cristo mismo y se está quedando con un Cristo de su propia fabricación, quien no puede salvarle.
Hay muchos otros usos para el término "Señor" en el Nuevo Testamento que muestran que Pablo y los demás escritores nunca concibieron la posibilidad de decir que una persona podría ser salva y "no tener a Jesús como Señor". Es una manera incorrecta de hablar, peligrosamente engañosa.
- Usted dice lo siguiente, en referencia al equipamiento de personas para el evangelismo: "Debemos tener un concepto que sea transferible. Si debemos desarrollar el concepto de la 'salvación por señorío', la tarea se vuelve imposible. Será bastante difícil equipar a nuestra gente para comunicar la salvación por la fe."
Hay una seria malinterpretación de la "salvación por señorío" y una actitud cuestionable hacia las Escrituras en esta declaración.
La salvación por señorío es salvación por la fe
2.1 La malinterpretación es la implicación de que la salvación por señorío es cualquier cosa menos "salvación por la fe". Pablo le dijo al carcelero filipense: "Cree en el Señor Jesús, y serás salvo." Él dijo, "cree." Y dijo, "cree en el Señor." Ahora, eso es salvación por señorío y salvación por la fe—ambas. La pregunta no es si la salvación es por la fe. Lo es (Efesios 2:8). La primera pregunta es: ¿Qué es la fe? Y la segunda es: ¿En quién tenemos fe?
La respuesta de Pablo es que tenemos fe en el Señor. Esto no convierte a la salvación en salvación por obras. Simplemente significa que tenemos que saber en quién es que estamos confiando.
La respuesta a la pregunta "¿Qué es la fe?" es la más fundamental en toda esta controversia. La fe no es sencillamente una afirmación mental de verdades—verdades del señorío de Cristo o verdades de Cristo como Salvador. La fe es venir genuinamente a Cristo y descansar en Él por quién Él es y por lo que Él ofrece. Es un acto del corazón que ya no odia más la luz, sino que viene a ella, pues han sido creadas en él nuevas papilas gustativas espirituales: el alma prueba a Cristo y lo encuentra satisfactorio. Esta noción de la fe ha sido tomada principalmente del evangelio de Juan, donde Jesús dice: "Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed" (Juan 6:35). (Vea los textos al final de esta carta bajo el encabezado "La naturaleza de la fe en el evangelio de Juan." [También vea la discusión acerca de la fe salvadora en el capítulo nueve del libro Los Deleites de Dios.])
Esta perspectiva de la fe implica que la misma inevitablemente destetará a una persona del pecado, porque la fe implica descansar en lo que Jesús ofrece: la senda de la vida. La obediencia no es algo que posteriormente se agrega a la fe salvadora de manera artificial, después de un segundo descubrimiento en la vida cristiana. La obediencia es lo que la fe produce, pues la fe es cuando el alma se aferra a Jesús para el perdón, la dirección y la esperanza que necesita para ser feliz. Si usted no hace lo que el doctor dice, usted no confía en él.
Así que la salvación por señorío no es—lo enfatizo, no es—otra cosa más que salvación por la fe (verdadera fe) en el Señor Jesucristo.
¿Es la experiencia, o son las Escrituras, lo que define el evangelio?
2.2 Su declaración también contiene una actitud cuestionable hacia las Escrituras. Digo que es cuestionable porque no pienso que usted realmente desea decir lo que le estoy escuchando decir, lo cual es que nuestra definición del evangelismo y del evangelio debe encajar con lo que nosotros decidamos que es efectivo y factible (transferible), ya sea que esté en sincronía con las Escrituras o no.
Usted dice que "si debemos desarrollar el concepto de la 'salvación por señorío', la tarea se vuelve imposible." ¿Sabe lo que escucho en esa oración? Escucho las palabras de los discípulos después que Jesús ha rechazado al joven rico y le ha visto alejarse, sin salvación, porque no se sometería a la demanda de Jesús de no amar más su dinero. Ellos dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?" Y Jesús les responde: "Para los hombres eso es imposible".
No me parece que su rechazo de la "salvación por señorío" (debido a que sería "imposible" enseñarla) esté de acuerdo con la actitud de Jesús. Es su juicio personal el que es "imposible", no el de la Biblia. La Biblia no dice que este tipo de evangelismo es imposible, y Jesús y los apóstoles demostraron con sus vidas que no lo es.
Jesús dijo que angosta es la senda que lleva a la vida, y pocos con los que la hallan (Mateo 7:14). ¿Es posible que estemos tan decididos a tener resultados inmediatos y cuantificables que hemos definido el evangelio y el evangelismo de una forma que permite a las personas entenderlo y responder a él, sin tener una comprensión espiritual del mismo ni un cambio de corazón? Me temo que en gran parte, esta es la razón por la cual somos tan débiles como iglesia. Los fundamentos mismos han sido puestos incorrectamente.
Asombrosamente anti-bíblicas
- Usted dice lo siguiente: "Uno de mis objetivos primordiales [al discipular a cuatro hombres] es llevarlos al punto en que Cristo se convierte en su Señor. Esa es la labor primordial del discipulado."
¡Encuentro que esas palabras son asombrosamente anti-bíblicas! En ninguna parte del Nuevo Testamento puede usted encontrar una idea así: que cristianos maduros podrían sugerir a nuevos creyentes que Cristo no es su Señor. Honestamente, ¿piensa usted que el apóstol Pablo permitiría que un nuevo convertido le dijera: "Jesús es no es mi Señor, pero soy salvo"?
Ahora, permítame calmarme y ser conciliador. Nuevamente, yo creo que usted esencialmente está enseñando algo verdadero: que muy a menudo una persona es convertida sin darse cuenta de las implicaciones del señorío de Cristo para su vida.
Es como decidir unirse al ejército y saber que habrá un comandante, pero no percatarse de todo lo que él le pedirá hacer y de toda la rebelión que todavía hay en su propio corazón. Pero eso es muy diferente a decir que usted puede unirse al ejército y a la vez rechazar el derecho que tiene el comandante de decirle qué hacer.
Así que, estoy de acuerdo con que el discipulado es "[enseñarles] a guardar todo lo que os he mandado" (Mateo 28:20). Pero no estoy de acuerdo en que Jesús no es el Señor (comandante) de los verdaderos cristianos. No hay cristiano alguno que, en principio (es decir, incluso si no conoce todos los detalles), no doble su rodilla ante Jesús como su Señor y diga de una manera u otra: "Me considero a mi mismo muerto al pecado y vivo para Dios". "Pues los que son de Cristo Jesús (¡TODOS ellos!) han crucificado la carne" (Gálatas 5:24).
¿Cómo predicar a cristianos profesantes que se encuentran en desobediencia?
- Usted dice lo siguiente: "¿Podríamos atrevernos a decir que ellos [los creyentes profesantes que son indiferentes, apáticos, tacaños y no comprometidos] no tienen salvación?"
Creo que nuestra renuencia a tomar en serio esta posibilidad es una de las razones por las cuales nuestra predicación a lo largo del país es anémica. Si usted mide cómo predicar a los cristianos profesantes que se encuentran en desobediencia en base a la predicación de Jesús y a las epístolas de Pablo, eso implicaría decir cosas como estas: "Os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Gálatas 5:21; cf. 1 Corintios 6:9-10). "¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca" (Apocalipsis 3:15-16). "Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos tratarán de entrar y no podrán" (Lucas 13:24). "Si vivís conforme a la carne,habréis de morir" (Romanos 8:13).
La ausencia de esta clase de predicación, llena de urgencia hacia los que profesan ser creyentes, es una de las debilidades del púlpito evangélico. Estoy perplejo ante su renuencia a considerar que millones de cristianos profesantes no son salvos, cuando Jesús muy enfáticamente sugiere que ese era el caso en Sus días (Mateo 7:13-14) y que ese será el caso al final de esta era—nuestros días (Mateo 24:12-13).
MacArthur está en lo correcto al decir que Jesús mucho más frecuentemente pone en duda la falsa seguridad de las personas en su salvación, que intenta dar seguridad a cualquier principiante intencionalmente desobediente. Y sin embargo, nosotros parecemos tener la preocupación opuesta. Evadimos dudar de la salvación de cualquier persona, si es un creyente profesante. Y evadimos decir algo a los nuevos creyentes acerca de las demandas de Jesús, ya que podrían causar que se pregunten si realmente son salvos. No estamos en sincronía con Jesús ni con las epístolas en este punto.
Continúe laborando para el Señor de gloria
Bueno, espero que lo que he dicho nos ayude a ambos a ser tan eficaces como sea posible en la inmensamente importante causa del evangelismo y las misiones mundiales. Mi gran carga es que sepamos qué es el evangelio. Creo que el mismo ha sido diluido en algunas ocasiones en que ha sido presentado, al punto que ya no es el mensaje robusto, poderoso y transformador que yo escucho en el Nuevo Testamento.
Espero que las líneas de comunicación estén abiertas entre nosotros para futuras conversaciones. Estas cosas son inmensamente importantes. No habrá ningún avivamiento profundo y duradero sin un compromiso radical a la verdad entera de todo lo que la Biblia enseña (Hechos 20:20, 27).
Alabo a Dios por cómo Él le ha usado en Su servicio. No permita que algo que yo diga se interprete como una disminución de la gran manera en que Dios está bendiciendo su vida y su obra. ¡Que mucha gracia continúe coronando todas sus labores para el Señor de gloria!
Su consiervo en la Gran Labor,
John Piper
Apéndice: Textos que señalan la necesidad de rendirse a Cristo como Señor a fin de poder heredar la vida eterna
Nota: Ninguno de estos textos implica que la salvación puede ser ganada por las obras de la ley. La salvación es por gracia a través de la fe; no proviene de nosotros mismos; es el don de Dios (Efesios 2:8). Lo que estos textos enseñan es que la fe que justifica también santifica (Hechos 15:9). Toda la obediencia que los creyentes necesitan para su salvación final proviene de la fe (1 Tesalonicenses 1:3; 2 Tesalonicenses 1:11; Gálatas 5:6; Hebreos 10:35-36, 11:8). Si no proviene de la fe, es legalismo, y no gana más que condenación más profunda (Romanos 9:32). Lo que está siendo enseñado en todos estos textos es lo siguiente: "Yo te mostraré mi fe por mis obras… la fe sin obras es estéril… la fe sin las obras está muerta" (Santiago 2:18, 20, 26). La salvación es por gracia a través de la fe. Pero la fe salvadora no es una infructífera afirmación mental de las verdades del evangelio. Estos textos señalan la verdad de que la fe que salva implica alimentarnos de Jesús con tal satisfacción que gradualmente somos destetados y alejados de las adicciones al pecado que nos esclavizan (Juan 6:35; Hebreos 11:24-26).
La necesidad de hacer el bien
Mateo 7:21-23: "No todo el que me dice: 'Señor, Señor', entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?' 23 Y entonces les declararé: 'Jamás os conocí; Apartaos de mí, los que practicais la iniquidad.'"
Juan 5:28-29: "No os admiréis de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, 29 y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio."
Romanos 2:6-10: "El cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7a los que por la perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honor e inmortalidad: vida eterna; 8pero a los que son ambiciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia: ira e indignación. 9Habrá tribulación y angustia para toda alma humana que hace lo malo, del judío primeramente y también del griego; 10 pero gloria y honor y paz para todo el que hace lo bueno, al judío primeramente, y también al griego."
Gálatas 6:9: "Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos."
1 Timoteo 5:8: "Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo."
Santiago 2:17, 26: "Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta… Porque así como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin las obras está muerta."
La necesidad de la obediencia
Mateo 7:24-27: "Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; 25 y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca. 26 Y todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; 27 y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción."
Mateo 12:48-50: "Pero respondiendo Él al que se lo decía, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? 49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ¡He aquí mi madre y mis hermanos! 50 Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre."
Lucas 13:6-9: "Y les dijo esta parábola: Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña; y fue a buscar fruto de ella, y no lo halló. 7 Y dijo al viñador: 'Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo. Córtala. ¿Por qué ha de cansar la tierra?' 8 Él entonces, respondiendo, le dijo: 'Señor, déjala por este año todavía, hasta que yo cave alrededor de ella, y le eche abono, 9 y si da fruto el año que viene, bien; y si no, córtala.'"
Lucas 8:11-15: "La parábola es ésta: la semilla es la palabra de Dios. 12 Y aquéllos a lo largo del camino son los que han oído, pero después viene el diablo y arrebata la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. 13 Y aquéllos sobre la roca son los que, cuando oyen, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíz profunda; creen por algún tiempo, y en el momento de la tentación sucumben. 14 Y la semilla que cayó entre los espinos, éstos son los que han oído, y al continuar su camino son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y su fruto no madura. 15 Pero la semilla en la tierra buena, éstos son los que han oído la palabra con corazón recto y bueno, y la retienen, y dan fruto con su perseverancia."
Juan 14:15: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos."
Juan 15:2: "Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto."
Juan 3:36: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él."
Romanos 6:12, 14: "Por tanto, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias… porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia."
1 Corintios 6:9-10: "¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios."
Hebreos 5:8-9: "Y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció; 9 y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen."
Hebreos 10:36: "Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa."
1 Juan 2:4: "El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él." (Vea 1 Juan 3:1-10.)
1 Juan 2:17: "Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre."
La necesidad de la santidad
2 Tesalonicenses 2:13: "Pero nosotros siempre tenemos que dar gracias a Dios por vosotros, hermanos amados por el Señor, porque Dios os ha escogido desde el principio para salvación mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad."
Hebreos 12:14: "Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor."
La necesidad de perdonar a otros
Mateo 6:12-15: "'Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén.' 14 Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros. 15 Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones."
Nota:
La importancia eterna del perdón descrito en Mateo 6 se hace clara en la parábola del siervo implacable en Mateo 18. Jesús no está meramente hablando acerca de perder la comunión con Dios. Está hablando acerca de perder a Dios mismo si vamos por la vida con un espíritu implacable.
Mateo 18:32-35: "Entonces, llamándolo su señor, le dijo: 'Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. 33 ¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?' 34 Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano."
La necesidad de no vivir conforme a la carne
Romanos 8:12-14: "Así que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne, 13 porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios."
Gálatas 5:19-21: "Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, 20 enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, 21 envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios."
Gálatas 5:24: "Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos."
Gálatas 6:8: "Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna."
La necesidad de ser librados del amor al dinero
Lucas 14:25-33: "Grandes multitudes le acompañaban; y Él, volviéndose, les dijo: 26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27 El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo… Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo."
Lucas 18:18-22: "Y cierto hombre prominente le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19 Jesús le respondió:¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. 20 Tú sabes los mandamientos: 'No cometas adulterio, no mates, no hurtes, no des falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre.' 21 Y él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. 22 Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme."
La necesidad de amor por Cristo y por Dios
Mateo 10:37-39: "El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí. 38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará."
Mateo 24:12-13: "Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará. 13 Pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo."
Juan 8:42: "Jesús les dijo: Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo salí de Dios y vine de Él, pues no he venido por mi propia iniciativa, sino que Él me envió."
Romanos 8:28: "Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito."
1 Corintios 2:9-10a: "Sino como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman. 10 Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu…"
1 Corintios 8:3: "Pero si alguno ama a Dios, ése es conocido por Él."
1 Corintios 16:22: "Si alguno no ama al Señor, que sea anatema."
2 Tesalonicenses 2:9-10: "Inicuo cuya venida es conforme a la actividad de Satanás, con todo poder y señales y prodigios mentirosos, 10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos."
2 Timoteo 4:8: "En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida."
Santiago 1:12: "Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman."
Santiago 2:5: "Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que Él prometió a los que le aman?"
1 Pedro 1:8: "A quien sin haberle visto, le amáis, y a quien ahora no veis, pero creéis en Él, y os regocijáis grandemente con gozo inefable y lleno de gloria."
1 Pedro 2:7 (RVR1960): "Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso."
1 Juan 2:15: "No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él."
La necesidad de amar a otros
Mateo 25:40-46: "Respondiendo el Rey, les dirá: 'En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis.'41 Entonces dirá también a los de su izquierda: 'Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer, tuve sed, y no me disteis de beber; 43me recibisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.' 44 Entonces ellos también responderán, diciendo: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o como forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?' 45 Él entonces les responderá, diciendo: 'En verdad os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de los más pequeños de éstos, tampoco a mí lo hicisteis.' 46 Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna."
Lucas 10:25-28: "Y he aquí, cierto intérprete de la ley se levantó, y para ponerle a prueba dijo: Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 26 Y Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella? 27 Respondiendo él, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente; Y a tu prójimo como a ti mismo. 28 Entonces Jesús le dijo: Has respondido correctamente; haz esto y vivirás."
Gálatas 5:6: "Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor."
1 Pedro 3:9: "No devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición."
1 Juan 3:14: "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte."
1 Juan 4:8, 20: "El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor… 20Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto."
La necesidad de amar la verdad
2 Tesalonicenses 2:10: "[Ellos] se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos."
La necesidad de ser como niños
Mateo 18:2-3: "Y Él, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos, 3 y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos."
La necesidad de refrenar la lengua
Santiago 1:26: "Si alguno se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana."
La necesidad de la perseverancia
Marcos 13:13: "Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo."
Lucas 9:62: "Pero Jesús le dijo: Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios."
1 Corintios 15:1-2: "Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes, 2 por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano."
Colosenses 1:21-23: "Y aunque vosotros antes estabais alejados y erais de ánimohostil, ocupados en malas obras, 22 sin embargo, ahora Él os ha reconciliado en su cuerpo de carne, mediante su muerte, a fin de presentaros santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él, 23 si en verdad permanecéis en la fe bien cimentados y constantes, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro."
2 Timoteo 2:11-12: "Palabra fiel es ésta: Que si morimos con Él, también viviremos con Él; 12 si perseveramos, también reinaremos con Él; si le negamos, Él también nos negará."
Hebreos 3:6: "Pero Cristo fue fiel como Hijo sobre la casa de Dios, cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria de nuestra esperanza."
Hebreos 3:12-14: "Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. 13 Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos el principio de nuestra seguridad firme hasta el fin."
Hebreos 6:11-12: "Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de la esperanza, no seáis indolentes, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas."
Hebreos 10:36: "Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa."
La necesidad de andar en la luz
1 Juan 1:7: "Mas si andamos en la luz, como Él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado."
La necesidad de arrepentimiento
Lucas 3:3: Juan el Bautista "fue por toda la región contigua al Jordán, predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados."
Marcos 1:14-15: "Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea proclamando el evangelio de Dios, 15 y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio."
Lucas 3:8: "Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento; y no comencéis a deciros a vosotros mismos: 'Tenemos a Abraham por padre', porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras."
Lucas 5:32: "No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento."
Lucas 13:1-3: "En esa misma ocasión había allí algunos que le contaron acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios. 2 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque sufrieron esto? 3 Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente."
Lucas 15:7: "Os digo que de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento."
Lucas 24:46-47: "Y les dijo: Así está escrito, que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día; 47 y que en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén."
Hechos 2:38: "Y Pedro les dijo: Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo."
Hechos 3:19: "Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor."
Hechos 5:31: "A éste Dios exaltó a su diestra como Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados."
Hechos 11:18: "Y al oír esto se calmaron, y glorificaron a Dios, diciendo: Así que también a los gentiles ha concedido Dios el arrepentimiento que conduce a la vida."
Hechos 20:21: "Testificando solemnemente, tanto a judíos como a griegos, del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo."
La necesidad de vigilancia en la batalla
1 Timoteo 6:12: "Pelea la buena batalla de la fe; echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado, y de la que hiciste buena profesión en presencia de muchos testigos."
Mateo 7:13-14: "Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. 14 Porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Lucas 13:24: "Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos tratarán de entrar y no podrán."
Hebreos 3:12-14: "Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. 13 Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos el principio de nuestra seguridad firme hasta el fin."
Hebreos 12:14: "Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor."
1 Corintios 9:24-27: "¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corred de tal modo que ganéis. 25 Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26 Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, 27 sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado."
2 Timoteo 4:7: "He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe."
La promesa de Dios de preservarnos en santidad
Nota:
En el capítulo seis de Los Deleites de Dios, intenté mostrar que parte de las buenas nuevas de la gracia soberana de Dios es que "esta verdad nos capacita para reconocer las demandas de santidad en las Escrituras, y aun así estar seguros de nuestra salvación." La clave para la seguridad de la salvación no es reducir los mandamientos de requisitos a opciones: más bien, la clave es magnificar la gracia como el poder para obedecer y como el perdón para el pecado. Esta verdad esencial de que la gracia es tanto poder como perdón se desarrolla en el capítulo nueve de Los Deleites de Dios bajo el encabezado "God's pleasure in obedience is good news because the obedience he loves is the obedience of faith" (El placer de Dios en la obediencia es una buena noticia porque la obediencia que Él ama es la obediencia producida por la fe). Los siguientes pasajes expresan la certeza de lo que el benevolente poder de Dios logrará a favor de Sus hijos.
Marcos 13:22: "Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán señales y prodigios a fin de extraviar, de ser posible, a los escogidos."
Lucas 22:31-32: "Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos."
Juan 10:27-30: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; 28 y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. 30 Yo y el Padre somos uno."
Romanos 8:30: "Y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó."
1 Corintios 1:8-9: "El cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9 Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro."
Filipenses 1:6: "Estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús."
Filipenses 2:13: "Porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito."
1 Tesalonicenses 5:23-24: "Y que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y que todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará."
2 Timoteo 1:12: "Por lo cual también sufro estas cosas, pero no me avergüenzo; porque yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día."
Hebreos 13:20-21: "Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno, 21 os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad, obrando Él en nosotros lo que es agradable delante de Él mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén."
1 Pedro 1:5: "Que sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo."
La naturaleza de la fe en el evangelio de Juan
Juan 3:19-21: "Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas. 20 Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas. 21 Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios."
Nota:
Venir a Cristo es una manera en la cual Juan describe la fe (Juan 6:35). Pero nadie viene a la luz si odia la luz (Juan 3:20). Así que, antes que alguien pueda venir a la fe, debe haber una transformación más profunda que le lleva a amar la luz, no a odiarla. Eso significa que la fe salvadora en el evangelio de Juan es el acto de un nuevo corazón, no meramente una afirmación mental del corazón anterior que no ama la luz. El amor está implícito en cómo Juan ve la fe salvadora. Y esta es la razón por la que en 1 Juan, el apóstol nos dice que si no tenemos amor, ni siquiera conocemos a Dios y no hemos pasado de la muerte a la vida (1 Juan 3:14; 4:8, 20).
Juan 3:36: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él."
Juan 4:14: "Pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna."
Nota:
Este pasaje se refiere a la fe salvadora como un trago de agua que satisface los más profundos anhelos del alma. Esta satisfacción es lo que da a la fe su poder transformador. La fe reemplaza al pecado con "el poder expulsivo de un nuevo afecto" (el título de un antiguo sermón por Thomas Chalmers).
Juan 6:35: "Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed."
Nota:
Este pasaje confirma que "venir" es una manera de referirse a "creer". También confirma que Juan 4:14 se refería a la fe. También muestra que la fe es comer y beber de la presencia y las promesas de Jesús, a tal grado que ya no somos dominados por los atractivos placeres del pecado (Romanos 6:14).
Juan 5:41-44: "No recibo gloria de los hombres; 42 pero os conozco, que no tenéis el amor de Dios en vosotros. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése recibiréis. 44 ¿Cómo podéis creer, cuando recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?"
Nota:
Tener fe es imposible para una persona que está enamorada de la gloria o alabanza de los hombres. La fe tiene una naturaleza tal que expulsa el cautiverio a los aplausos. La fe incluye un amor por Dios que hace que la alabanza de los hombres palidezca al ser comparada con lo que Dios es.
Juan 8:45-47: "Pero porque yo digo la verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros me prueba que tengo pecado? Y si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no escucháis, porque no sois de Dios."
Nota:
Usted ni siquiera puede escuchar la Palabra de Dios (de manera obediente) si no "es de Dios", es decir, si no ha nacido de nuevo por el Espíritu que sopla libremente (Juan 3:8; 1:12-13). Por tanto, la fe es un fruto de la obra de Dios en el alma, y proviene de un corazón que ha sido regenerado y atraído a Cristo. Esto es lo que Jesús quiso decir en Juan 6:44: "Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió." La atracción permite que el venir ocurra, y hemos visto que el venir es la fe. La atracción corresponde a alguien que es "de Dios" en Juan 8:47 y una oveja de Jesús en Juan 10:27.
Juan 10:25-28: "Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en el nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de mí. 26 Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. 27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; 28 y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano."
Nota:
Usted no se vuelve una oveja a causa de creer. Usted puede creer solamente si es una oveja. Esta es la manera en que Jesús enseñó la doctrina de la elección, tal como Juan lo registra. Esta enseñanza también se encuentra en Juan 6:44, 65; 8:47; 18:37; 3:8; etc. Pero el meollo de la fe es que proviene de cierto tipo de corazón—el corazón de una oveja de Jesús, el cual se describe de la siguiente manera: Mis ovejas oyen mi voz… y me siguen. La fe, por lo tanto, debe ser de naturaleza tal que produzca ese seguir.
Juan 12:25: "El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna."
Nota:
Aborrecer la vida en este mundo significa estar dispuesto a sufrir en obediencia al mandamiento de amor de Jesús, tal como Él sufrió por amor. Esto muestra que la vida eterna no puede ser heredada por medio de una fe que es infructífera y que causa que un corazón carezca de amor y sea egoísta.
Juan 15:2: "Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto."
Nota
: La fe sin frutos no es fe salvadora, y el resultado de la misma es ser quitado de Jesús (como Judas). Tal como lo dice el versículo 6: "Si alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman." (Medite en Juan 13:8-10.)
Las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation