“No importa lo que me pase”
Esas son las palabras que siguen regresando a mi mente cuando intento expresar lo que Jesús quiso decir cuando dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto. El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna” (Juan 12:24-25, LBLA).
En primer lugar, está el llamado a morir. Si hemos de dar fruto para Dios debemos morir. Ahora, cuando yo esté muerto, no me importará lo que hagan con mi cuerpo. No me importará en lo absoluto. Estaré en casa con Jesús. Así también es ahora, si ya he muerto con Cristo. Lo cual ya han hecho todos los cristianos: “Los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. Crucificado significa muerto. Así que en un sentido profundo estoy muerto en la Tierra. “Mi vida está escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3:3). Así que no importa lo que me pase aquí en la tierra.
Luego hay una cosa extraña llamada “aborrecer tu vida en este mundo”. “El que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna”. ¿Qué significa eso? Significa, por lo menos, que no tomas mucho en cuenta tu vida en este mundo. En otras palabras, no importa mucho lo que le suceda a tu vida en este mundo.
Si los hombres hablan bien de ti, no importa mucho. Si te odian, no importa mucho. Si tienes muchas cosas, no importa mucho. Si tienes poco, no importa mucho. Si eres perseguido o mienten sobre ti, no importa mucho. Si eres famoso o desconocido, no importa mucho. Si estás muerto, estas cosas simplemente no importan mucho.
Pero es aún más radical. Hay algunas decisiones que tomar aquí, no se trata sólo de experiencias pasivas. Jesús continúa diciendo: “Si alguno me sirve, que me siga”. ¿A dónde? Se está moviendo hacia Getsemaní y hacia la cruz. Jesús no sólo está diciendo: Si las cosas van mal, no te preocupes, ya que de todos modos estás muerto. Él está diciendo: elige morir conmigo. Elige aborrecer tu vida en este mundo de la manera que he elegido la cruz.
Esto es lo que Jesús quiso decir cuando dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mateo 16:24). Nos llama a elegir la cruz. La gente sólo hacía una cosa en una cruz. Morían en ella. “Tomar tu cruz” significa: “Como un grano de trigo, cae al suelo y muere”. Aborrece tu vida en este mundo.
¿Cuál es el punto de todo esto? ¿Es sólo masoquismo sin objetivo? No. Es el camino del verdadero amor, la verdadera vida y la verdadera adoración. Nuestro objetivo en morir es el fruto: “Pero si muere, produce mucho fruto”. Nuestro objetivo en morir es la vida: “El que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna”. Nuestro objetivo en morir es exaltar el valor de Cristo: “Estimo como pérdida todas las cosas en vista delincomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo” (Filipenses 3:8).
Pablo es el gran ejemplo de lo que significa morir. Él dijo: “Llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” (2 Corintios 4:10). “Sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo” (Gálatas 6:14).
¿Pero por qué? En aras de un compromiso radical con el ministerio: “En ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:24). Creo que escucho a Pablo diciendo: “No importa lo que me pase —si solo puedo vivir para la gloria de Su gracia”.
Deseando ser así,
El Pastor John