¿Es mi Soltería un Regalo?
Comentaristas cristianos continúan dándose cuenta de que el matrimonio en los Estados Unidos se encuentra en medio de un histórico (algunos dicen, precipitado) declive. Este es sin duda atribuible al espíritu egocentrista, impulsado por el placer, orientado a la experiencia y libre de compromiso de nuestra época. La pornificación de la cultura, el retraso del primer matrimonio, el materialismo desenfrenado, y la carnicería de familias rotas, sirven como estímulo a los cristianos, para reforzar la imagen del matrimonio bíblico en la iglesia y la sociedad.
En consecuencia, es mucho lo que se ha escrito para los hombres en sus veintes sobre “ponerse en serio” al respecto. Los hombres deben casarse pronto, no por las estadísticas, pero para mantenerlos alejados de la pornografía, para que sean responsables, para evitar que anden malhumorados, para proporcionarles la ayuda que desesperadamente necesitan a través de una esposa, y para desplazar las inconveniencias del feminismo cultural . Todo eso está muy bien, hasta ahora.
Recientemente, sin embargo, me encontré con un artículo[1] que cuestiona si la Biblia considera la soltería como un regalo en lo absoluto. El escritor afirmó que Pablo en 1 Corintios 7 identifica como un “regalo” al celibato no la soltería — que la idea de que la soltería sea un regalo “no es algo bíblico.”
Si bien el argumento exegético es problemático, me llamó especialmente la atención el consejo proporcionado a los solteros que tenían muchas ganas de casarse. Para aquellos suspirando por la felicidad conyugal, la soltería debe ser soportada como otra de las necesarias y diversas pruebas en la vida cristiana. Dios está trabajando incluso este sufrimiento para tu bien.
Pero, ¿querría Dios que viéramos la soltería (incluso la no deseada) como sufrimiento? ¿Es mi soltería un regalo o una aflicción?
La soltería es algo bíblico
En 1 Corintios 7, Pablo discrepa con una declaración ascética de una carta que ha recibido de los corintios. La iglesia de Corinto había escrito diciendo Pablo, “es bueno para el hombre no tocar mujer” (1 Corintios 7:1, mi traducción). Esta actitud, característica de muchos oponentes del Evangelio en el primer siglo, argumentó que la negación del placer promovía la santidad. Por lo tanto, la abnegación extrema produciría una espiritualidad superior. En otra parte Pablo condena esto como “doctrinas de demonios” (cf. 1 Timoteo 4:1-5) y la antítesis del trabajo realizado por Cristo (Colosenses 2:16-19).
En su respuesta a los Corintios, Pablo responde que las tentaciones sexuales son en realidad una razón válida para buscar el matrimonio (1 Corintios 7: 2). Contra el ascetismo, él sostiene que el placer sexual en sí no es un mal, en cambio, un bien dado por Dios cuando se persigue en el contexto del matrimonio. Pablo subraya esto con el argumento de que el sexo es una obligación alegre y justa para las parejas casadas. Por lo tanto, uno no es más santo para privar a un cónyuge de los derechos conyugales (1 Corintios 7:3-5). Pablo está aún preocupado por decir que la abstención temporal para el bien de la oración es una concesión, ya que tal abstención podría provocar una mayor tentación (1 Corintios 7:6). El sexo, no el celibato, es algo santo en el matrimonio.
Pero para que el péndulo no se mueva hacia el extremo del matrimonio como la única estación satisfactoria para los cristianos, Pablo afirma que también hay gran gozo y propósito en el estar soltero en celibato. Él se presenta así mismo como de ello: “Sin embargo, me gustaría que todos los hombres fuesen como yo soy. No obstante, cada uno tiene su propio don de Dios, uno de esta manera, y otro de otra ” (1 Corintios 7:7). Aquí, también, Pablo es cauteloso para identificar su don y los beneficios que ven en tal don como mandato de Dios (7:6).
Pero Pablo definitivamente está diciendo que algo aquí es un don. Algunos quieren decir que él se refería al celibato del cual él estaba hablando hace un momento (1 Corintios 7:1-5). Otros quieren decir que él se refería a su condición propia (y de otros) de solteros que está a punto de discutir (7:8). Cualquiera que sea nuestra decisión, teniendo en cuenta lo que él ha afirmado (7:1-5), no podemos separar el celibato de la soltería. Y si no podemos, es legítimo decir que Pablo ve el la soltería en celibato como un regalo.
Lo que está claro como el cristal es que Pablo no es un aguafiestas masoquista deseando que otros se unan a él en su dolor por sexualidad no satisfecha. Él no parece ver la soltería o el celibato como ningún obstáculo para el gozo. ¿Quién, después de todo, habla más de gozo que este apóstol (soltero)? Pablo tiene un amigo en cada ciudad. Sus cartas son hirvientes; llenas del gozo de un hombre cuya vida en Cristo está también llena de relaciones significativas. Él no tiene esposa, pero un sinnúmero de hijos (espirituales). A pesar de sus innumerables sufrimientos, él escogería vivir un día más para el gozo de la iglesia que estar en la presencia de Cristo (Filipenses 1:24-26). Su vida de soltería no es un crudo invierno a la espera por la primavera del matrimonio. Pablo no sólo ve la soltería como legítima, sino como “hermosa” (kalón, 1 Corintios 7:8).
La soltería es un bien positivo
Lo que es más, la vida de soltero puede ser hermosa, en la mente de Pablo, por el lugar donde vivimos en la trama de la historia. La resurrección victoriosa de Jesús de entre los muertos y su ascensión y entronización como Señor ha dado paso a una nueva etapa en la historia de la redención. Este mundo, como lo conocemos, es pasajero (1 Corintios 7:31) .Las naciones, una vez sometidas a servidumbre e incapaces de recibir el mensaje del amor de Dios, ahora están siendo traídas por millones en el reino de Dios (Apocalipsis 20:1-3). El derramamiento del Espíritu simplemente no ha cambiado la dinámica de la santificación (Juan 14:25-27 ; Romanos 8:1-5); sino que ha constituido radicalmente una nueva familia formada no por las relaciones genéticas, sino por la comunión con Jesucristo – la iglesia.
Así que, Pablo puede argumentar que el don de la soltería es la libertad sin distracción para agradar a Cristo (1 Corintios 7:32). Mientras esta “devoción al Señor sin distracción” (1 Corintios 7:35) puede ser reflejada en actividades como orar fervientemente, ciertamente también incluye el tipo de servicio que Pablo mismo ofreció: predicación, enseñanza, evangelización, formación, correspondencia, discipulado, estímulo, organización, interpretación bíblica, y así sucesivamente. Sin las preocupaciones inmediatas de proveer para una esposa e hijos, Pablo pudo dedicar sus energías a la iglesia con la atención de un soltero. ¿Y qué decir de esos trabajos (Romanos 15: 17-19)? La soltería, incluso para aquellos que desean estar casados y no lo están, no es una prueba que haya que soportar; es un bien positivo. Es un don que debe ser apreciado y maximizado. No debemos desperdiciar nuestra soltería viéndola como una prueba que hay que sobrellevar.
La soltería no es una liga menor
Para muchos (tal vez, la mayoría), el matrimonio es el contexto para la vida cristiana fiel. Pablo argumenta que algunos, a causa de la tentación sexual, deben estar casados (1 Corintios 7:9). Por desgracia, la cultura (a veces, desafortunadamente, incluso la cultura de la iglesia), en lugar de Pablo, sostiene que la satisfacción sexual es esencial para la felicidad humana. Mientras que Pablo renuncia a la pedante, súper-espiritualidad del ascetismo, él no cede terreno a aquellos que dicen que la vida sin matrimonio (y sexo) es incompleta. El sexo en el matrimonio no te hace superior como si se considerara que el celibato en la soltería es liga menor. No es un logro que de alguna manera hace la vida más satisfactoria o a una persona más sabia o más calificado para el liderazgo en la iglesia.
Eso es porque el sexo, a pesar de todas las evidencias actuales que apuntan a lo contrario, no define lo que significa ser humano. El placer sexual es, como cualquier otro buen regalo, un bien temporal para ser disfrutado en su contexto adecuado. No es ni eterno ni esencial. Hay que tener en cuenta que el mismo apóstol que nos da las más profundas reflexiones en lo que respecta al matrimonio (Efesios 5:22-33) también anhela para los cristianos que vivan “tal como él mismo” (1 Corintios 7:8). Y Pablo no está solo en este asunto. Él es el reflejo de alguien que parece pensar que la soltería con propósito y el celibato es algo bíblico: “Y el que es capaz de recibir esto, que lo reciba” (Mateo 19:12).