¿Se alegra Dios de que Osama Bin Laden esté muerto?

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Founder & Teacher, Desiring God

Las emociones de Dios son complejas - como las tuyas, sólo que un millón de veces más. Ahora mismo, tus emociones sobre Bin Laden no son simples, es decir únicas. Hay muchas, y están entremezcladas. Eso es algo bueno. Eres como Dios.

En respuesta a la muerte de Osama Bin Laden, bastantes tweets y blogs han citado la verdad bíblica de que "Dios no se deleita en la muerte del impío". Eso es verdad.
                                   
También es verdad que Dios se deleita en la muerte del impío. Hay cosas sobre cada muerte que Dios aprueba en sí mismas y cosas sobre cada muerte que Dios desaprueba en sí mismas.

¿Tiene Dios Doble Ánimo?

Esto no es doble lenguaje. Toda persona racional hace tales distinciones. Por ejemplo, si mi hija me pregunta si me gusta una película, puedo decir que sí o no a la misma película. ¿Por qué? Porque una película puede ser evaluada por su 1) actuación, 2) trama, 3) cinematografía, 4) desnudez, 5) obscenidad, 6) suspenso, 7) complejidad, 8) fidelidad a la fuente, 9) temor de Dios, 10) adecuada imagen de la naturaleza humana, etc.

Así que mi respuesta es casi siempre "sí, en alguna manera, pero no en otras". Pero a veces simplemente diré que sí, y a veces no, a causa de circunstancias atenuantes.

Aquí está porqué digo que Dios aprueba y desaprueba la muerte de Osama bin Laden:

En un sentido, Dios no se complace en la muerte humana:

Acaso me complazco yo en la muerte del impío--declara el Señor Dios-- y no en que se aparte de sus caminos y viva?.. .Pues yo no me complazco en la muerte de nadie --declara el Señor Dios--. Arrepentíos y vivid. (Ezequiel 18: 23, 32)

En otro sentido, Dios se complace en la muerte y juicio del contumaz:

Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción. (Ezequiel 5:13)

[La sabiduría dice:] Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi reprensión no quisisteis; también yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis (Proverbios 1:25–26)

Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas; porque Dios os ha hecho justicia en ella.(Apocalipsis 18:20)

Así como Jehová se gozaba en haceros bien..., así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros. (Deuteronomio 28:63)

No deberíamos anular ninguno de estos pasajes sino pensar en cómo todos estos pueden ser verdaderos.

Dios no es Malicioso o Sanguinario

Mi sugerencia es que la muerte y miseria del impenitente no son en sí mismas placenteras para Dios. Dios no es un sádico. No es malicioso o sanguinario. La muerte y sufrimiento considerados en sí mismos solamente no son su deleite.

Más bien, cuando un rebelde, malvado e incrédulo es juzgado, en lo que Dios se complace es en la exaltación de la verdad y la justicia, y en la vindicación de su propio honor y gloria. (Para mayor tratamiento del tema del corazón de Dios en el juicio vea la sección en The Pleasures of God llamada “How Is God Like George Washington?”, pp. 147–149.)

Cuando Moisés advierte a Israel que el Señor se gozará en traer ruina sobre ellos y destruirlos si no se arrepienten (Deuteronomio 28:63), él quiere decir que aquellos que se han rebelado contra el Señor y han ido más allá del arrepentimiento no podrán presumir de haber hecho miserable al Todopoderoso.

Dios no es derrotado en los triunfos de su justo juicio. Todo lo contrario. Moisés dice que cuando sean juzgados proveerán involuntariamente de ocasión para que Dios se goce en la demostración de su justicia y su poder y el infinito valor de su gloria (ver Romanos 9: 22- 23)

Una Advertencia

Que esto sea una advertencia para nosotros: Dios no puede ser burlado. Él no puede ser atrapado o arrinconado o forzado. Incluso en el camino al Calvario tenía legiones de ángeles a su disposición: "Nadie me quita mi vida, sino que yo de mí mismo la pongo" - de sí mismo su beneplácito, por el gozopuesto delante de Él.

En el único punto en la historia del universo en el que Dios parecía atrapado, Él estaba a cargo, haciendo precisamente lo que le placía—muriendo para justificar a los impíos como tú y yo.