Él nos mantendrá a salvo
[El Señor] también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro. (1 Corintios 1:8-9)
¿De qué estamos dependiendo para que nuestra fe dure hasta la venida de Jesús?
La pregunta a hacerse no es: ¿Creemos en la seguridad eterna? La pregunta es: ¿Cómo nos mantenemos seguros?
¿Acaso la perseverancia de nuestra fe descansa en la confiabilidad de nuestra propia determinación? ¿O descansa en la obra de Dios de «mantenernos confiando»?
Una maravillosa y grandiosa verdad de las Escrituras es que Dios es fiel y que sostendrá para siempre a aquellos a quien él ha llamado. ¡Nuestra confianza en que estamos eternamente seguros es una confianza en que Dios nos «mantendrá confiando»!
La certeza de la eternidad no es más grande que la certeza de que Dios nos mantendrá confiando ahora, y esa certeza es muy grande para todos aquellos a quien Dios ha llamado.
Por lo menos tres pasajes ponen juntos el llamado de Dios y el estar a su cuidado:
- El Señor «os confirmará (guardará) hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro» (1 Corintios 1:8-9).
- «Y que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y que todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará» (1 Tesalonicenses 5:23-24).
- «Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, amados en Dios Padre y guardados para Jesucristo: Misericordia, paz y amor os sean multiplicados» (Judas 1:1-2).
La fidelidad de Dios garantiza que él mantendrá a salvo a todos los que él ha llamado (ver también Romanos 8:30, Filipenses 1:6, 1 Pedro 1:5 y Judas 1:24).