Cómo Enseñarles a Sus Hijos Acerca de las Naciones
Mis hijos son pequeños y sensibles, por lo cual mi esposo y yo hemos decidido comenzar a enseñarles acerca de las naciones ahora. Su curiosidad, en realidad, despertó hace un tiempo cuando sacamos unas banderas y libros de otros países de alrededor del mundo.
Soy una mujer de raza negra casada con un hombre blanco. Aun a la edad de dos años mi hijo podía notar que mi piel color “chocolate” es mucho más oscura que la suya. Esa curiosidad ha venido a ser una oportunidad para dejarles un aprendizaje de por vida, y no por el mero hecho de aprender. La razón por la que nos instruimos es conocer al Dios que nos creó: el Dios que creó todas las naciones (Hechos 17:26).
Dios determinó los clanes, los idiomas, los territorios y las naciones (Génesis 10-11) y diseñó un plan de redención que incluye a todos ellos. Por lo tanto, no estudiamos solo para aumentar nuestro conocimiento sino para celebrar lo que Dios ha planeado. Nos gloriamos en Dios. Nos quedamos perplejos ante su creatividad e imaginación. Las naciones no nos señalan a nosotros mismos: las naciones señalan a Dios. Esto es lo que nos ha motivado a educar a nuestros hijos.
A la luz de esta idea, aquí van algunas estrategias para enseñar acerca de las culturas alrededor del mundo en nuestro diario vivir.
1. Use un mapa
¡Dios creo el mundo! La historia de la creación no debe enseñarse solo en la escuela dominical. Es una gloriosa verdad acerca del poder y supremacía de Dios. Nos hace recapacitar acerca de nuestra humanidad. Poner un mapa frente a nuestros hijos les da una evidencia tangible de la creación de Dios. Quizás nunca respiren el aire ártico de Groenlandia ni se internen en la densa selva tropical del Amazonas de Brasil, pero podemos señalarles esos lugares en el mapa.
2. Tome un libro
Una vez alguien dijo que sus amigos eran los libros. Los libros son un verdadero regalo. Son una gran fuente de recursos cuando se trata de aprender acerca de las naciones. Podemos leer libros para conocer la historia de un país o de cierta cultura. A través de un libro podemos obtener una idea de lo que la gente experimenta en otras regiones. Este recurso facilita las conversaciones sobre historia.
3. Converse con su vecino
La mayoría de nosotros vive cerca de alguien diferente de su familia. Y no me refiero a otra región de Estados Unidos. Vivimos en una época en la que podemos ir por la calle y encontrarnos con personas de distintos países. Grandes ciudades como las de Chicago y Nueva York cuentan con zonas enteras desarrolladas en torno a ciertas etnias y culturas. El avance de la tecnología ha eliminado casi por completo la posibilidad de que alguien nunca conozca a una persona de otro país alguna vez en la vida. Salga de su casa. Extienda su brazo. Instruya a sus hijos acerca del beneficio de conocer a sus vecinos. Y por sobre todo, muéstreles el amor de Cristo a través de un interés genuino por alguien ajeno a ellos mismos.
Aun en la búsqueda genuina de conocer a otros, nunca queremos limitar nuestra atención a lo creado. Nos importan las personas porque a Dios le importan (Salmo 8:4). Nuestro deleite en la diversidad étnica del mundo se desprende de nuestro deleite en Dios.