El inmerecido regalo de Dios al mundo: los sufridos cristianos
Thoughts on Hebrews 11:37-39
Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a espada; anduvieron de aquí para allá cubiertos con pieles de ovejas y de cabras; destituidos, afligidos, maltratados—de los cuales el mundo no era digno—errantes por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas de la tierra. Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe...
Jesús dijo claramente que todos sus seguidores deben tomar la cruz y seguirlo (Marcos 8:34). Él dijo claramente que si la gente llamó a Jesús “Belcebú, ¡cuánto más a los de su casa!” (Mateo 10:25). “Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes” (Juan 15:20).
Para aquellos que dedican sus vidas a propagar el evangelio, la Biblia promete aún más sufrimiento. Por ejemplo, Jesús le dijo a Ananías que dijera a Pablo, “porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre" (Hechos 9:16). Este sufrimiento es estratégico. Tiene un diseño misericordioso. Su propósito es revelar el amor de Cristo por el mundo.
Pablo explica ese diseño así: “Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo” (Colosenses 1:24). Sabemos por lo que dice Filipenses 2:30 que “completar lo que falta” no significa agregar a lo ya existente, sino llevar lo que existe hasta aquellos para quienes está destinado.
Por lo tanto para los Filipenses, eso significaba que Epafrodito llevaría el amor de ellos a Pablo en forma de obsequios. Aquí en Colosenses 1:24, significa que Pablo llevará “las aflicciones de Cristo” al mundo en su propios “sufrimientos”. El diseño del sufrimiento de Pablo es encarnar y mostrar el sufrimiento de Cristo. Cuando el mundo ve a un misionero sufrir en el hecho de traerles a Cristo, ellos ven el amor que Cristo sintió por ellos en la cruz.
El mundo no se merece el obsequio del sufrimiento cristiano. Pero Dios lo da de todas maneras. Hebreos 11:37-38 describe algunos de estos sufrimientos cristianos y como el mundo no lo merece. “Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a espada; anduvieron de aquí para allá cubiertos con pieles de ovejas y de cabras; destituidos, afligidos, maltratados—de los cuales el mundo no era digno.” Estas últimas palabras significan que el mundo no se merece el obsequio de estos sufrimientos cristianos. Pero Dios los sigue ofreciendo.
¿En qué forma estos sufridos santos son un obsequio al mundo? La respuesta está en su fe. Todos ellos fueron “alabados por su fe” (v.39). Esto es, Dios los aprobó. Su sufrimiento no fue el resultado de la falta de fe. Más bien, el valor de su sufrimiento descansa precisamente en su fe. ¿Cómo así?
Observa que en Hebreos 11 a veces Dios hace milagros de rescate a través del sufrimiento (Hebreos 11:27-35a). Y a veces Él da fe para soportar la miseria y la muerte (Hebreos 11:35b-39). El común denominador de la fe para escapar y la fe que perdura es que en ambos Dios es apreciado por encima de la libertad y la vida. El que escapa dice, “Jesús es mejor que mi triunfo.” El que muere dice, “Jesús es mejor que mi pérdida.” Esa es la esencia de la fe: Jesús digno de confianza y valorado por encima de todo.
Es por eso que estos sufridos cristianos—en especial los sufridos misioneros—son un obsequio al mundo. Su sufrimiento sostenido en Jesús personifica la verdad del evangelio que Jesús es más valioso que todo lo que la vida pueda dar y la muerte pueda tomar. ¡Qué proclamación más vívida de la cruz! Esta verdad es el obsequio más precioso que un cristiano puede dar al mundo.
El mundo no se lo merece. “De los cuales el mundo no era digno”. Pero lo damos de todos modos. Yo ruego para que ustedes tengan una fe totalmente satisfecha en Jesús cuando venga el momento de dar el obsequio del sufrimiento al mundo. Prepárense para esto a través de conocer a Jesús profundamente.
Preparándome con ustedes para dar,
Pastor John