Dios Desea Que Todos Sean Salvos y Concede El Arrepentimiento a Algunos
Coloca dos textos juntos, y ve lo que ves.
"Dios desea que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (eis epignōsin alētheias)" (1 Timoteo 2:4).
"Quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad (eis epignōsin alētheias)" (2 Timoteo 2:25).
Esto es lo que yo veo:
1. Aunque Dios desea que todas las personas sean salvas, Él "quizá conceda que se arrepientan." Lo cual creo que quiere decir, que el deseo de Dios para que todos se salven, no lo lleva a salvar a todos. Dios tiene deseos que no alcanzan el nivel de voluntad. Sus deseos están limitados por otras consideraciones - como su sabiduría, la cual lo guía a mostrar Su gloria de la manera más plena. Él tiene sus razones de por qué Él "quizá conceda que se arrepientan" a algunos pecadores y a otros no.
2. El "conocimiento de la verdad" es un regalo de Dios. Dios "concede [es decir, da] el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad." Sin el don del arrepentimiento, no sabríamos la verdad. Esto es, evidentemente, lo que también significa 1 Timoteo 2:4 : debemos ser "salvos y [de esa forma] venir al conocimiento de la verdad." Salvos de nuestra ceguera a la verdad.
3. Por lo tanto, la verdad que Pablo tiene en mente, no es verdad que el hombre natural pueda ver. Pero el hombre natural puede ver mucho de la verdad. Decenas de miles de verdades están abiertas a la mente natural. ¿Qué verdad no puede ver el hombre natural? El hombre natural no puede ver la gloria de Cristo en el evangelio. "El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios" (2 Corintios 4:4).
4. Por esto Dios debe "conceder" lo que se necesita para ver la verdad del evangelio. Somos ciegos a ello y Satanás nos mantiene así, hasta que Dios "conceda" arrepentimiento (metanoia) - el cambio de mentalidad que puede ver y recibir la verdad del evangelio.
5. Por lo tanto, nuestras oraciones por los no creyentes que amamos y nuestra evangelización, deben ser impulsadas por ésta sola y única esperanza para su salvación: "quizá Dios les conceda que se arrepientan." Dado que sólo Él tiene el poder para vencer la muerte espiritual y la ceguera satánica, nos aferramos a la oración y al testimonio de la verdad: "quizá Dios conceda que se arrepientan." Esa es nuestra única esperanza.
Así que vamos a seguir a Pablo: "Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es que se salven" (Romanos 10:1). Y: "La fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Cristo" (Romanos 10:17).