Acudamos directamente a Dios
En ese día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo salí del Padre. (Juan 16:26-27)
No hagamos del Hijo de Dios más que el Mediador que él es.
Jesús dice: «no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros». En otras palabras, no me voy a meter entre ustedes y el Padre, como si ustedes no pudieran ir a él directamente. ¿Por qué? «Pues el Padre mismo os ama.»
Esto es extraordinario. Jesús nos advierte que no pensemos que el Dios Todopoderoso no está dispuesto a recibirnos en su presencia directamente. Al decir «directamente» me refiero a lo que Jesús se refería cuando dijo: «No voy a llevar el pedido de ustedes a Dios. Ustedes pueden hacerlo directamente. Él los ama. Él quiere que ustedes vayan. No está enojado con ustedes».
Es absolutamente cierto que ningún ser humano pecaminoso tenga ningún tipo de acceso al Padre, excepto a través de la sangre de Jesús (Hebreos 10:19-20). Él intercede por nosotros ahora (Romanos 8:34; Hebreos 7:25). Él es nuestro defensor ante el Padre en este momento (1 Juan 2:1). Es nuestro sumo sacerdote ante el trono de Dios hoy día (Hebreos 4:15-16). Él dice: «…nadie viene al Padre sino por mí» (Juan 14:6).
Es cierto; pero Jesús nos protege de que llevemos su intercesión demasiado lejos: «no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama». Él está presente. Él provee testimonio, siempre presente y siempre vivo, de que la ira de Dios ha sido quitada de nosotros.
Sin embargo, él no está ahí para hablar por nosotros ni para mantenernos a una distancia del Padre, ni para sugerir que el corazón del Padre esté resguardado hacia nosotros o poco dispuesto a recibirnos. De ahí sus palabras: «pues el Padre mismo os ama».
Por tanto, acerquémonos. Acerquémonos con confianza (Hebreos 4:16). Acerquémonos con expectativas. Acerquémonos esperando una sonrisa. Acerquémonos temblorosos con gozo, y no con terror.
Jesús está diciendo: «He hecho un camino a Dios. Ahora no me voy a meter en medio del camino». Acerquémonos.