Libérate de intereses divididos
Esta es una realidad que tenemos que recordar: “La apariencia de este mundo es pasajera” (1 Corintios 7:31).
Casi dos mil años han pasado desde que Pablo escribiera estas palabras y pueden parecer eternos para quienes nuestras vidas mortales son “como la hierba” (Salmos 103:15). Pero no ha sido, para nada, mucho tiempo. Dos milenios son “como el día de ayer que ya pasó” para el Anciano de Días (Salmos 90:4). Para él, “el tiempo ha sido acortado” y va de prisa hacia el final (1 Corintios 7:29).
Ninguno de nosotros debería ser tan superficial a la hora de perder tiempo. En el cronograma de Dios, cada uno de nosotros tiene asignado un período de vida, que es un soplo, para llevar a cabo nuestra parte terrenal en sus propósitos. Y la iglesia global tiene, relativamente, pocos minutos antes que Jesús regrese y la apariencia de este mundo se convierta en un recuerdo.
Esto exige mentes despejadas. Y mantener nuestra mente despejada no es fácil. Es difícil. Pero si no trabajamos duro, perderemos tiempo valioso en lo efímero a costa de lo eterno.
Los intereses divididos cuestan caro
Pablo sentía intensamente la falta de tiempo y la necesidad de un plan estratégico de vida, para que pudiésemos utilizar nuestro tiempo de manera efectiva en estos días malos (Efesios 5:16). Él quería que estuviésemos “libres de preocupación” y que no tuviésemos intereses divididos (1 Corintios 7:32-34).
En 1 Corintios 7, Pablo discutía si los cristianos debían o no casarse. Y él defendía la soltería “en vista de la presente aflicción”, aunque dejó claro que esa era su opinión apostólica digna de confianza, no el mandamiento del Señor (1 Corintios 7:12-13, 25).
Pero así era como Pablo afrontaba todo en la vida. Él vivía humildemente y viajaba ligero para minimizar los “problemas en esta vida” y los intereses divididos (1 Corintios 7:28,34). Por eso le dijo a Timoteo, “Ningún soldado en servicio activo se enreda en los negocios de la vida diaria, a fin de poder agradar al que lo reclutó como soldado” (2 Timoteo 2:4, LBLA). Y este también debe ser nuestro enfoque de todo en la vida.
Los intereses divididos son caros. Cada relación que alimentamos, cada actividad en la que participamos, cada causa en la que nos involucramos y cada decisión sobre qué poseeremos y dónde viviremos, traen consigo un gasto de tiempo, energía, concentración y por lo general, un gasto financiero. Cada una de estas cosas requiere una inversión de vida. Mientras más divididos sean nuestros intereses, más débil será nuestra vida.
La devoción constante significa decir “conocer” y “no”
Cuando Pablo nos hace el llamado a vivir de forma radical por el bien del reino (como al renunciar al matrimonio), lo que trata de hacer es “asegurar [nuestra] constante devoción al Señor” (1 Corintios 7:35). No nos llama al altruismo sino al verdadero hedonismo. Dios es el premio supremo, el gran premio que vale la pena ganar (Filipenses 3:7-8,14) y por Él vale la pena renunciar a todo para obtenerlo (Mateo 13:44).
Pero para buscar esta felicidad en cualquiera de los niveles de devoción constante a los que Dios nos ha llamado – y existen diferentes llamados y dones (1 Corintios 7:6-7) – es necesario un discernimiento en oración y una falta de compasión llena de gracia. Necesitamos saber ciertas cosas, y necesitamos saber decir no a muchas cosas.
Necesitamos saber cuál es nuestro llamado ahora. Tal vez nuestro llamado vocacional y otros llamados están claros, o quizás estemos esperando a Dios para que nos dé ayuda adicional. Pero en cualquier caso, hay cosas para las cuales Dios nos está llamando por amor a Él justo ahora. Y debemos entregarnos a esas cosas y no a otras.
Esto quiere decir que también hemos de conocer nuestras limitaciones. Predico para mí más que para cualquier otro. Tengo amigos con mejores habilidades que yo. Pueden leer más rápido, escribir más rápido, organizarse con más eficiencia y, en líneas generales, llevar a cabo más cosas de las que yo puedo. Así que pueden ser capaces de decir sí a más cosas de las que yo puedo y ser fieles en su llamado.
Pero aunque sea duro de admitir, no soy como ellos. Soy quien soy. Y ser yo requiere conocer, dentro de lo razonable, mis limitaciones y saber decir no a muchas de las cosas que quisiera hacer y tener para que mis intereses no estén tan divididos. Es difícil, pero se necesita cierta falta de compasión para ser fiel.
Vive con humildad y viaja ligero
Los intereses divididos son demasiado caros como para continuar irresponsablemente en el presupuesto de nuestra vida. La diversificación puede ser una estrategia financiera inteligente, pero cuando se trata del tiempo, la concentración y el enfoque generan los mayores beneficios en el reino.
Si son como yo, puede ser el momento de una auditoría. Examinemos nuestras relaciones, vocaciones, actividades, compromisos, pertenencias y arreglos de vida para ver dónde podemos eliminar intereses que distraen y ansiedades innecesarias.
Tenemos un soplo de vida en la tierra. La forma en que vivimos es importante. Y pronto la apariencia de este mundo desaparecerá.
Frente a esto, diferenciemos en oración nuestros llamados, conozcamos nuestras limitaciones y decidamos decir no a todo lo innecesario que divide infielmente nuestros intereses. Vivamos con humildad y viajemos ligeros para buscar una devoción al Señor tan íntegra como sea posible.