Cinco beneficios del sufrimiento
Antes que fuera afligido, yo me descarrié, mas ahora guardo tu palabra. (Salmos 119:67)
Ese versículo muestra que Dios envía aflicción para ayudarnos a aprender su palabra. Deberíamos preguntarnos cómo el sufrimiento nos ayuda a entender y guardar la palabra de Dios.
Hay una infinidad de respuestas, así como existe un sinfín de experiencias. He aquí cinco de estas:
La aflicción termina con la frivolidad de la vida y nos hace más serios, de manera que nuestra mente esté más acorde con la seriedad de la palabra de Dios.
La aflicción derriba el sostén mundano de debajo de nosotros y nos obliga a confiar más en Dios, lo que nos trae a una mayor sintonía con el propósito de la palabra.
La aflicción nos hace escudriñar las Escrituras con mayor desesperación para obtener ayuda, en lugar de darle un lugar marginal en la vida.
La aflicción nos lleva a compartir el sufrimiento de Cristo de manera que tengamos comunión íntima con él y estemos prontos a ver el mundo a través de sus ojos.
La aflicción mortifica los deseos carnales, que son engañosos y nos distraen, y al mismo tiempo nos lleva a un estado espiritual que encaja más con la palabra de Dios.
Que el Espíritu Santo nos dé la gracia para que no aceptemos de mala gana la pedagogía de Dios.