La fe auténtica está deseosa por Cristo
Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan. (Hebreos 9:28)
¿Qué deberemos hacer para saber que nuestros pecados han sido cancelados por la sangre de Cristo y que, cuando él venga, nos protegerá de la ira de Dios y nos llevará a la vida eterna? La respuesta es la siguiente: confiemos en Cristo de manera tal que nos haga estar deseosos de su venida.
Él vendrá a salvar a aquellos que «ansiosamente le esperan». ¿Cómo nos preparamos entonces? ¿Cómo experimentamos el perdón de Dios en Cristo y nos preparamos para encontrarnos con él? Confiando en él a tal punto que estemos deseosos por su venida.
Esta deseosa expectativa por Cristo es simplemente una señal de que verdaderamente lo amamos y creemos en él.
Existe una fe fingida que solo quiere escapar del infierno y que no tiene ningún deseo por Cristo. Esa fe no salva, y tampoco produce esa deseosa expectativa por la venida de Cristo, sino que preferiría que Cristo no viniese por el mayor tiempo posible, para así aprovechar del mundo tanto como pudiera.
La fe que verdaderamente abraza a Cristo como tesoro y esperanza y gozo es la fe que nos hace estar deseosos por su venida, y es la fe que salva.
Por eso, los aliento a que se alejen del mundo y del pecado y se volteen hacia Cristo. No lo tomen únicamente como una póliza de seguro contra incendios, sino como el novio y amigo y Señor que tan ansiosamente esperaron.