¿Están insultando a Dios en la adoración?
La mala interpretación de una palabra corta de sólo tres letras, puede transformar un acto de adoración de todo corazón en un insulto difamante.
Quizás haya escuchado la canción de Matt Redman “Here for You” (Aquí por ti) y esté familiarizado con su letra. Este es el primer verso.
Let our praise be Your welcome (Deja que nuestra alabanza sea tu bienvenida)
Let our songs be a sign (Deja que nuestras canciones sean una señal)
We are here for You, we are here for You (Estamos aquí por ti, estamos aquí por ti)
Let Your breath come from heaven (Deja que Tu aliento venga desde el cielo)
Fill our hearts with Your life (Llena nuestros corazones con Tu vida)
We are here for You, we are here for You (Estamos aquí por ti, estamos aquí por ti)
Las pequeñas palabras pueden significar mucho. Pueden hacer la diferencia entre el bien y el mal, entre el cielo y el infierno. En este caso, una interpretación correcta de una simple palabra es la única cosa que evita que un acto de adoración se convierta en un insulto colosal a Dios. Es la palabra “por”.
¿Aquí para ayudar?
Imagine por un momento que una persona en su iglesia se ha enfermado y está postrada en cama. Mientras está echada sin ayuda, su casa sufre de deterioro. La hierba del patio está demasiado crecida y necesita cuidado desesperadamente. Usted y un pequeño grupo de la iglesia aparecen inesperadamente en la casa, preparados para hacer por él lo que simplemente no puede hacer por sí mismo.
“¿Por qué están aquí?” pregunta. “¿De qué se trata todo esto?”
“Estamos aquí por ti”, responden todos al unísono.
Piense sobre el significado de la palabra “por” en esa oración. Le están diciendo a su amigo que están presentes con el propósito de proveer un servicio por él. Está débil y enfermo, y necesita mucha ayuda, y usted y sus amigos están ahí para hacer por él lo que él carece de fortaleza y capacidad para hacer por su propia cuenta. Está en necesidad. Están aquí con el fin de suministrarle un servicio que es incapaz de cumplir en sus propias fuerzas.
Una vez que la casa ha sido limpiada y se ha cortado el cesped del patio, se han podado los setos, y se haya tirado la basura, él dice: “No puedo creer que sean tan amables conmigo. El que hayan realizado este servicio para mí es asombroso. He estado tan débil y exhausto y simplemente no tenía el tiempo o la energía para hacer lo que ustedes han hecho por mí. Muchísimas gracias”.
¿Qué estamos haciendo cuando nos reunimos en la iglesia y cantamos nuestras alabanzas a Dios? ¿Cuál es nuestra intención? ¿Qué es lo que creemos que estamos logrando?
Cuando cantamos, “Estamos aquí por ti”, ¿en qué sentido usamos la palabra “por”?
Dios no nos necesita
Si está cantando, orando, alabando y predicando con el objeto de hacer por “Dios” lo que usted y sus amigos hicieron “por” ese hombre enfermo y necesitado, han insultado a Dios. ¿Por qué digo eso? Consideren lo que el apóstol Pablo dijo en su discurso en la Colina de Marte:
"El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que Él da a todos vida y aliento y todas las cosas". (Hechos 17:24-25, LBLA)
En términos sencillos, Dios no necesita ni de usted ni de mí. Él es autosuficiente por completo, no depende de nadie. Él es, de hecho, el responsable por la existencia y la preservación de toda la vida, la suya y la mía. Por tanto, no puede ser “honrado” como si estuviese necesitado, exhausto, débil o con falta de algo que sólo usted, yo y las personas de su iglesia pueden suministrar.
Llegar un domingo en la mañana y declararle a Dios, “Estamos aquí por ti”, en el sentido de creer que hay algo que puedan brindarle a Dios que Él ya no tenga, o que pueda fortalecer una debilidad, llenar una brecha o sobrellevar una deficiencia, es insultar a Dios en el mismo corazón de su ser.
Esta es la razón por la que debemos ser extremadamente cuidadosos de nunca estar allí “por” Dios en el sentido en el cual pudiéramos estar allí “por” un inválido, o alguien a quien le falten recursos para cuidarse por sí mismo.
Aquí para ser refrescados
Pero regresemos a su agraciado y amoroso servicio “por” su amigo que está desvalido. Asumamos que luego de su árduo día de trabajo en su patio a una temperatura de 30°C, están desesperadamente sedientos.
De repente aparece una camioneta en la acera, ofreciendo agua refrescante y helada. Corren hacia el conductor y le dicen, “Estamos aquí por tí”. Su intención obvia es que están allí por lo que el conductor puede ofrecer. No pretenden darle nada más que su sed. Están desesperados por refrescarse. Sin eso, se desmayarían. Están allí amablemente solicitándole lo que sólo él puede proveer: agua que da vida, que aplaca la sed y refresca el alma.
Esa es la forma en la que estamos ahí por Dios en la adoración. No podemos añadir a sus recursos como si estuviese necesitado. Él es infinito e inmensamente abundante, y por tanto no necesita nada de nosotros. En vez de eso, estamos ahí por Dios en el sentido en que lo necesitamos como un hombre sediento necesita agua, como un viajero hambriento necesita alimento, como un mendigo en bancarrota necesita dinero, como un alma culpable necesita perdón, como un corazón roto necesita sanación, como un pecador perdido necesita salvación. Esta es la razón por la que estamos aquí por Dios. Solamente Él puede suministrar lo que nos hace falta. Solamente Él puede darnos lo que necesitamos.
Si nos reunimos por Dios pensando que él nos necesita, estamos insultándolo. Pero si nos reunimos por Dios para beber profundamente y hacer un festín con todo lo que Él es para nosotros en Jesús, lo estaremos honrando.
Por cierto, deberíamos darle crédito a Matt Redman por aclararlo en su canción. Si preguntamos a la letra, “¿Por qué están aquí por Dios?”, la respuesta es clara:
Let Your breath come from heaven (Deja que Tu aliento venga desde el cielo)
Fill our hearts with Your life (Llena nuestros corazones con Tu vida)
El adorador no viene a llenar a Dios con su aliento, sino a recibirlo de Él. El adorador no pretende llenar lo que a Dios le falta, sino que suplica que Dios llene su corazón con vida divina y sobrenatural.
Así es como una palabra sencilla y corta de tres letras puede ser usada bien sea para denigrar o deshonrar a Dios, o para honrarlo y exaltarlo.
Que sea siempre lo último cuando nos reunamos y digamos, “Estamos aquí por tí”.