Una Palabra para los Reincidentes
¡Cuánto anhelaba Jesús restaurar la comunión rota con sus apóstoles después de la resurrección! Por seguro, ésta es una señal de cuánto anhela restaurarnos cuando nos hemos alejado de él.
Todos los apóstoles le habían desamparado. En el jardín, en su hora más triste, ” Y abandonándole, huyeron todos." (Marcos 14:50).
Ahora él había resucitado. ¿Qué diría a los que le habían abandonado? Tres cosas restaurativas:
- A María junto al sepulcro: “Ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” (Juan 20:17).
¡Hermanos! ¡Su Padre! ¡Su Dios! Yo me voy ahora. Ustedes vendrán después. Estamos, y estaremos, juntos. Yo les perdono. Nuestro Padre les perdona.
- Él encuentra a los apóstoles, se para en medio de ellos, y les dice, “Paz a vosotros.” Él les mostró sus manos y su costado – recuerdos horribles de lo que le costó cuando le desampararon. Y les dice de nuevo, “Paz a vosotros.” (Juan 20:19-21)
¡Paz! No, ¡Vergüenza! Yo les perdono. Yo les recibo de vuelta. Yo les encomiendo con mi misión: “Como me envió el Padre, así también yo os envío.” (Juan 20:21)
- A Pedro, tres veces: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?” “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?” “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?” Y a sus tres respuestas positivas, Jesús dijo, “Apacienta mis corderos.” “Pastorea mis ovejas.” “Apacienta mis ovejas.” (Juan 21:15-17)
No he acabado contigo, Pedro. Tú eres un pastor de mis ovejas. ¿No te acuerdas que oré por ti? Te dije lo que había de venir. Nunca te solté. Mi mandato fue una promesa: “y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos.” (Lucas 22:32)
Jesús anhelaba reparar el daño que había sido hecho. Anhelaba perdonar, restaurar, recomisionar. Si tú le has abandonado, decepcionado, u ofendido, anímate, él no anhela menos reparar las cosas contigo. Busque su rostro. Pídele. Reciba su gracia.