Unos Cuantos Pensamientos sobre el Libre Albedrío
Antes de la caída de Adán, aún sin pecado el hombre era capaz de pecar. Por eso Dios le dijo, "el día que de él comas, ciertamente morirás" (Génesis 2:17).
Tan pronto como Adán cayó, el hombre pecaminoso ya no podía no pecar, ya que estábamos incrédulos, y "todo lo que no procede de fe, es pecado" (Romanos 14:23).
Cuando nacemos de nuevo, por el poder del Espíritu Santo somos capaces de no pecar, pues "pecado no tendrá dominio sobre vosotros" (Romanos 6:14).
Esto significa que aquello que Pablo llama "hombre natural" o "la mentalidad de la carne" no es capaz de no pecar. Pablo dice esto en Romanos 8:7-9
La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, y los que están en la carne no pueden agradar a Dios. (Véase también 1 Corintios 2:14).
¿Cómo debemos entonces pensar nosotros acerca del libre albedrío?
No es un poder salvador. En su libertad de la voluntad, el hombre caído no puede hacer otra cosa en sí mismo sino pecar. Tal "libre albedrío" es una realidad devastadora. Sin algún poder para vencer su inclinación, nuestro libre albedrío solo puede condenarnos.
Podríamos detenernos aquí y volver con gozo a la verdad del evangelio, que Dios vence nuestra resistencia, nos da vida, despierta nuestra muerta inclinación por Cristo, y libremente e irresistiblemente nos atrae hacia Él (Juan 6:44, 65; Hechos 13:48; Efesios 2:5; 2 Timoteo 2:25-26).
Pero a veces nos ayuda a responder a los objeciones. Una objeción común es está, sí nosotros "no podemos" hacer lo bueno, y "solo podemos" hacer aquello que es pecado, entonces no actuamos voluntariamente y no podemos ser alabados o culpados.
Ésta es parte de la respuesta de Juan Calvino a esta objeción:
La bondad de Dios está tan conectada con su Divinidad que ser Dios no es más necesario que ser bueno; mientras que el diablo, por su caída, se ha alejado tanto de la bondad que no puede hacer nada sino el mal.
¿Daría alguien expresión al insulto de decir que poca alabanza es merecida de parte de Dios por una bondad a la que Él es forzado? ¿No es obvio para todo hombre el responder, "No es debido a un impulso violento y forzado, pero a su bondad sin límites, que no puede hacer el mal"?
Por lo tanto, si la voluntad de Dios en hacer el bien no se vea perjudicada, porque necesariamente debe hacer el bien, y si el diablo, que no puede hacer nada pero el mal, pero, no obstante peca voluntariamente, ¿puede decirse que el hombre peca menos voluntariamente porque está bajo una necesidad de pecar? (Institutes, II.3.5)