Siete motivos para no preocuparse (Parte 3)
Por tanto, no os preocupéis, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”. Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas. (Mateo 6:31-34)
Mateo 6 contiene al menos siete promesas que Jesús nos dio para ayudarnos a pelear la buena batalla contra la incredulidad y liberarnos así de la ansiedad. En las Partes 1 y 2 vimos las promesas de la 1 a la 4; hoy veremos las promesas 5, 6 y 7.
PROMESA 5: Por tanto, no os preocupéis, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”. Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas (Mateo 6:31-32).
No pensemos que Dios desconoce nuestras necesidades. Él las conoce todas. Él es nuestro «Padre celestial». No mira con indiferencia y a la distancia; él se interesa por nosotros. Él obrará para suplir nuestras necesidades en el momento más apropiado.
PROMESA 6: Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mateo 6:33).
Si nos entregamos a la causa de Dios en el mundo, en lugar de afanarnos por nuestras propias necesidades materiales, Dios se asegurará de que tengamos todo lo que necesitamos para hacer su voluntad y darle gloria.
Esta promesa es similar a la de Romanos 8:32: «¿Cómo no nos concederá [Dios] también con Él [Cristo] todas las cosas?».
PROMESA 7: Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas (Mateo 6:34).
Dios se encargará de que jamás seamos probados más allá de lo que podemos soportar (1 Corintios 10:13). Él obrará por nosotros, de modo que se cumpla lo que la Palabra declara: «como tus días serán tus fuerzas» (Deuteronomio 33:25, RVR60).
Ningún día tendremos más problemas de los que podamos soportar; y para cada día habrá misericordia suficiente para sobrellevar la tensión de ese día (Lamentaciones 3:22-23).