12 Formas de Amar a Su Hijo Rebelde
Muchos padres tienen el corazón destrozado y se sienten completamente frustrados por su hijo/hija no creyente. Ellos no tienen idea de las causas por las cuales el hijo que criaron bien toma esas decisiones tan atroces y destructivas. Yo nunca he sido uno de esos padres, pero he sido uno de esos hijos. Habiendo reflexionado sobre esa experiencia, ofrezco estas sugerencias para ayudarlo a llegar a su hijo díscolo. Contenido
1. Guíelos hacia Cristo.
El problema real de sus hijos rebeldes no son drogas, sexo, cigarrillos, pornografía, pereza, delitos, groserías, dejadez, homosexualidad o pertenecer a una banda de rock punk. El problema real es que ellos no ven a Jesús claramente. Lo mejor que usted puede hacer por ellos—y la única razón para considerar cualquiera de las siguientes sugerencias—es mostrarles a Cristo. Este no es un proceso sencillo ni inmediato, pero los pecados en las vidas de ellos que lo mortifican a usted y los destruyen a ellos solamente empezarán a desvanecerse cuando vean a Jesús como realmente es.
2. Orar.
Solamente Dios puede salvar a su hijo o hija, por lo tanto continúe pidiendo que Él se presente ante ellos en una forma que ellos no puedan resistirse a adorarlo.
3. Acepte que algo anda mal.
Si su hija rechaza a Jesús, no aparente que todo está bien.
Para cada hijo falto de fe, los detalles serán diferentes. Cada uno necesitará que sus padres lleguen a ellos de formas únicas. De todos modos, lo que nunca es aceptable es que no lleguemos para nada a ellos. Si su hijo es incrédulo, no lo ignore. Las vacaciones podría ser más fáciles, pero la eternidad no lo será.
4. No espere que ellos sean como Cristo.
Si su hijo no es cristiano, no actuará como tal.
Usted sabe que él ha abandonado la fe, por ende no espere que él viva bajo las normas con las que usted lo crió. Por ejemplo, usted podría estar tentado a decir: “Yo sé que estás luchando con la fe en Jesús ¿pero podrías al menos admitir que desperdiciar un día es pecado?”
Si él está luchando por creer en Jesús, entonces tiene muy poco sentido admitir que la ebriedad es mala. Usted desea protegerlo, sí. Pero el problema más grave es la incredulidad de él—no ir a fiestas. Sin importar cómo se manifieste la incredulidad de su hijo en su comportamiento, usted siempre debe asegurarse de enfocarse más en la enfermedad del corazón que en sus síntomas.
5. Déles la bienvenida a casa.
Dado que la preocupación más importante no son las acciones de su hijo sino su corazón, no imponga demasiados requisitos para que regrese a casa. Si él tiene una mínima idea de estar con usted, es Dios que le está dando una oportunidad de guiarlo nuevamente hacia el amor de Jesús. Obviamente, existen momentos en los cuales los padres deben dar ultimátum: “No regreses a esta casa si...” Pero estos serán muy raros. No disminuya la posibilidad de una oportunidad de estar con su hijo debido a demasiadas reglas.
Si su hija huele a hierbas malas o como un cenicero, rocíe su chaqueta con un desodorante y cambie las sábanas cuando ella salga, pero déjela volver a casa. Si descubre que su hija está embarazada, cómprele ácido fólico, llévela a realizarse el ultrasonido a las 20 semanas, protéjala de Planned Parenthood (maternidad responsable) y por todos los medios déjela que regrese a casa. Si su hijo está quebrado porque derrochó todo el dinero que usted le prestó en mujeres libertinas y alcohol caro, perdónele su deuda así como usted ha sido perdonado, no le dé más dinero, y déjelo regresar a casa. Si él ha estado fuera durante una semana y media porque estaba en la casa de su enamorada, o enamorado, ruéguele que no siga alejado y permítale regresar a casa.
6. Implorar es mejor que regañar.
Sea amable en su decepción.
Lo que realmente le preocupa a usted es que su hija se está destruyendo a sí misma y no que está violando las normas. Trate a su hija de una forma que le aclare este concepto. Probablemente ella sea consciente—especialmente si fue criada como cristiana—de que su comportamiento es incorrecto. Y ella definitivamente sabe que usted piensa que lo es. Por lo tanto no necesita que le resalten esto. Ella necesita ver cómo usted va a reaccionar ante su mal comportamiento. Su tolerancia gentil y su esperanza apesadumbrada le mostrarán que usted realmente confía en Jesús.
La propia conciencia de ella la puede condenar. Los padres deberían actuar firme y amablemente, viviendo siempre en la esperanza de que su hijo regrese.
7. Conéctelos a los creyentes que tienen mejor acceso a ellos.
Hay dos clases de accesos que tal vez usted no tenga con su hijo: geográfico y relacional. Si su hijo díscolo vive lejos, trate de encontrar a un creyente confiable en su área y pídale que contacte a su hijo. Él puede pensar que esto es entrometido, estúpido u ofensivo, pero vale la pena —especialmente si el creyente que ha encontrado puede relacionarse emocionalmente con su hijo de una forma que usted no puede.
La distancia relacional también será un efecto secundario del abandono de la fe por parte de su hijo, por lo tanto su relación será tenue y debe ser protegida en la medida de lo posible. Pero la reprimenda fuerte aún es necesaria.
Aquí es donde puede ser muy útil otro creyente que tenga acceso emocional a su hijo Si hay algún creyente en el que su hijo confía y de cuya compañía tal vez disfruta, entonces ese creyente tiene una plataforma para decirle a su hijo—de una forma en la que él realmente le preste atención —que se está portando como un idiota. Esto puede sonar duro, pero es una noticia de última hora que nosotros necesitamos de vez en cuando, y las personas en quienes confiamos por lo general son las únicas que pueden darnos una reprimenda dolorosa, por lo que es un regalo para nosotros.
A muchos chicos rebeldes les gustaría oír que se están comportando como idiotas—y es raro que esto pueda ser amablemente señalado por los padres—por ende trate de que haya otros cristianos en la vida de sus hijos.
8. Respete a sus amigos.
Honre a su hijo rebelde de la misma forma que honraría a cualquier incrédulo. Ellos pueden ir con multitudes con las que usted nunca consideraría hablar o incluso mirar, pero ellos son los amigos de su hijo. Respete eso—incluso si la relación está fundamentada en el pecado. Ellos efectivamente son malos para su hijo. Pero él es malo para ellos también. Nada se solucionará haciendo perfectamente evidente que a usted no le gustan las personas que él frecuenta.
Cuando su hijo aparezca en una fiesta familiar con otra novia—una que usted nunca había visto antes y que probablemente no volverá a ver—sea hospitalario. Ella también es una chica rebelde y necesita a Jesús.
9. Escríbales correos electrónicos.
¡Agradezca a Dios por la tecnología que le permite estar en las vidas de sus hijos con tanta facilidad!
Cuando lea algo en la Biblia que lo motiva y lo ayuda a amar a Jesús más intensamente, escriba esto en dos líneas y envíelas a su hijo. La mejor exhortación para ellos son los ejemplos positivos de la alegría de Cristo en su propia vida.
No se fuerce cuando esté escribiendo estas líneas como si cada una tuviera que ser singularmente poderosa. Simplemente déjelas salir una tras otra, y permita que el efecto acumulativo de su satisfacción de Dios se almacene en la bandeja de entrada de su hijo. La palabra de Dios nunca se proclama en van
10. Invítelos a comer.
Si es posible, no permita que su única interacción con su hijo sea electrónica. Si puede hacerlo, reúnase con él en persona. Usted puede pensar que esto es genera mucha tensión y es incómodo, pero créame que es mucho peor estar en los zapatos de su hijo—él está experimentando la misma incomodidad, pero combinada con la culpa. Por lo tanto, si él está de acuerdo en reunirse a comer con usted, agradezca a Dios y use esta oportunidad.
Puede parecer casi hipócrita hablar sobre su vida diaria, puesto que lo más importante para usted es su vida eterna, pero inténtelo de todas formas. Su hijo necesita saber que usted se preocupa por él en su totalidad. Luego, antes de terminar la comida, ore para que el Señor le dé el coraje para preguntarle por su alma. Usted no sabe como él le responderá. ¿Moverá sus ojos como si usted fuera un idiota? ¿Se enojará y se irá? ¿O Dios habrá trabajado en él desde la última vez que hablaron? Usted no lo podrá saber mientras no lo intente.
(Aquí tenemos una nota para los padres de hijos más jóvenes: Establezca ocasiones regulares para salir a cenar con sus hijos. No solamente será valioso por sí mismo sino también, si eventualmente entraran en una etapa de rebeldía, la tradición de reunirse con ellos ya estará instaurada y no parecerá extraño pedirles que salgan a comer juntos. Si un hijo ha estado saliendo a comer con su padre los sábados desde que era pequeño, será más difícil para él rechazar más adelante la invitación del padre, incluso si es un maleducado de 19 años de edad.)
11. Demuestre interés en sus asuntos.
Es probable que su hija esté rechazando a Cristo a propósito, entonces la forma en que ella pasa su tiempo probablemente lo decepcionará. No obstante, encuentre el valor de sus intereses, si es posible, y motívela. Usted solía ir a la escuela a las representaciones escolares y a verla jugar al football cuando ella tenía 10 años; ¿que puede hacer usted ahora que ella tiene 20 años de edad para demostrarle que todavía le importan sus intereses?
Jesús pasó momentos con recolectores de impuestos y prostitutas y él no tenía ninguna relación con ellos. Imite a Cristo siendo esa clase de padre que se pone unos tapones en los oídos y va al club nocturno de la ciudad donde se realiza la presentación del CD de su hija. Motívela y nunca deje de orar para que ella empiece a usar sus dones por la gloria de Jesús en vez de la propia.
12. Guíelos hacia Cristo.
Esto no puede ser enfatizado en exceso. Este es todo el asunto. Ninguna estrategia por llegar a su hijo/hija durará mucho si el objetivo primordial no es ayudarles a conocer a Jesús.
Jesús.
No es que ellos vayan a ser buenos niños nuevamente; no es que se vayan a cortar el cabello y comiencen a ducharse; no es que les gustará la música clásica en vez del deathcore; no es que usted pueda dejar de sentir vergüenza en su estudio semanal de la Biblia; no es que se vayan a volver conservadores nuevamente en la siguiente elección; ni siquiera es que usted pueda dormir tranquilo sabiendo que ellos no van a ir al infierno.
La única razón definitiva para que ore por ellos, les dé la bienvenida, implore con ellos, les escriba, coma con ellos o se interese en sus asuntos es que sus ojos se abrirán a Cristo.
Y no solamente él es el único punto—él es la única esperanza. Cuando ellos vean las maravillas de Jesús, redefinirán la satisfacción. Él reemplazará la vanidad patética del dinero o la alabanza del hombre o la altura o el orgasmo con que están arriesgando sus eternidades en estos momentos. Solamente su gracia puede sacarlos de sus peligrosas acciones y unirlos a él con seguridad, cautivos pero satisfechos.
Él hará esto por muchos. Tenga fe y no se rinda.