Jesús: Mediador de un mejor pacto, Parte 2
Pero ahora El ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo. Porque reprochándolos, El dice: Mirad que vienen días, dice el Señor, en que estableceré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá; no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Porque este es el pacto que yo haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré sobre sus corazones. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y ninguno de ellos enseñará a su conciudadano ni ninguno a su hermano, diciendo: “Conoce al Señor”, porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados. Cuando Él dijo: Un nuevo pacto, hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer.
Una Predicción amenazadora
Para los que tenían oídos, había una predicción amenazadora detrás de Hebreos 8:13. A todos no les parecería amenazadora, pero a muchos sí, y lo era. De esta forma es que el escritor interpreta la palabra "nuevo" en la frase "nuevo pacto" de Jeremías 31: "Cuando El dijo: Un nuevo pacto, hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer”. ¿Qué tiene él en mente? ¿Este viejo pacto está "próximo a desaparecer"? Para quienes toda la vida estaba definida por este "primer" pacto, esta predicción a desaparecer sería una amenaza.
Permítanme darles un contexto que les ayudará a escuchar cómo pienso que él quiso ser escuchado.
Es casi imposible exagerar la importancia de lo que ocurrió en el 70 d.C. en Jerusalén. Fue un evento que, para judíos y cristiano, fue crítico a la hora de definir su fe para los próximos 2000 años. Dios había estado obrando durante 2000 años desde Abraham, llamando, preservando, juzgando, perdonando, y bendiciendo a su pueblo Israel. Había ordenado un elaborado sistema de sacrificios, ministerios sacerdotales, fiestas, y rituales, para diferenciar a Israel de las naciones, para darse a conocer a ellas y señalarles el cumplimiento futuro.
El Cristianismo amenazaba el estilo de vida Judío
Ahora los cristianos reclamaban que ya había venido el Mesías, Jesús de Nazaret. La gran mayoría de Israel lo rechazó. El rechazo resultó en la crucifixión de Jesús y la persecusión de los primeros cristianos. Los reclamos de los cristianos dieron lugar a una gran pregunta para el pueblo judío como un todo. ¿Qué sería de su modo de vida? La nueva fe parecía increíblemente radical. Por ejemplo, en Hechos 6, Esteban está demostrando ser un testigo irresistible para la verdad de la fe cristiana. Para detenerle, son traídos falsos testigos, ¿y cuál es la acusación? Hechos 6:13-14:
"Y presentaron testigos falsos que dijeron: Este hombre continuamente habla en contra de este lugar santo y de la ley; porque le hemos oído decir que este nazareno, Jesús, destruirá este lugar, y cambiará las tradiciones que Moisés nos legó"
Ése era el significado del cristianismo para los líderes judíos. Significaba la destrucción de los viejos caminos. El "desvanecimiento" del primer pacto. Podían sentirlo. Él habla contra este lugar (Jerusalén) y la Ley; y ellos creían que el cristianismo amenazaba la misma existencia del Templo. Si el Templo cae, ¿entonces qué será de todas las "costumbres" del Antiguo Testamento y toda la vida religiosa del judaísmo? El tema era tan agudo que por ello mataron a Esteban.
Y ciertamente tenían razones para tener miedo. Jesús no solo sí había dicho que el Templo sería destruido, sino que había predicho la destrucción de toda Jerusalén. Por ejemplo, en Lucas 19:43-44, dijo:
Porque sobre ti vendrán días, cuando tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te sitiarán y te acosarán por todas partes. Y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación.
En otras palabras, el pueblo judío tenía razones para temer a estos primeros cristianos. Incluso cuando los cristianos eran un grupo humilde y pacífico, que hubiera preferido morir antes que vivir por la espada, sin embargo, en el corazón mismo de su fe, estaba implícito el fin del modo de vida judío como ellos lo conocían. Esto era tan cierto, que el fin del modo de vida judío (no por la violencia cristiana, sino por la mano de Dios) sería una demostración parcial del reclamo cristiano de la verdad.
La Destrucción Romana de Jerusalén
Durante décadas antes y después del nacimiento de Jesús, la atmósfera en la tierra de Israel estaba tensa con el espíritu de rebelión contra Roma. El pueblo judío se irritó bajo este poder impío y soñó con la libertad. En Septiembre del 66 d.C, el gobernador romano de Judea provocó a los judíos robando el tesoro del Templo y tomando lo que creyó que los judíos retenían en los impuestos.
Esto provocó un motín, y él despiadadamente crucificó a algunos de los ciudadanos y permitió que sus tropas saquearan parte de la ciudad. Esto enfureció al pueblo. Eleazar, el capitán judío del Templo, persuadió a los sacerdotes a no ofrecer más sacrificios diarios por el bienestar del emperador romano. Esta era la señal abominable de una revuelta abierta contra Roma, por parte de una pequeña nación vasalla.
En un levantamiento de coraje y desatino, las fuerzas judías asaltaron la fortaleza de Antonio en la ciudad y la tomaron y aniquilaron a los soldados romanos. Así que no había vuelta atrás. Vespasiano, el emperador romano, vino a sofocar la revuelta en el año 67 y tomó todo Israel menos Jerusalén. Retornó a Roma para volverse emperador y dejó la culminación de la obra a su hijo, el general Tito. Después de un asedio de cinco meses, Tito se abrió paso y quemó el templo hasta la tierra, en Agosto del año 70. Unos pocos grupos judíos resistieron por un tiempo, pero eventualmente colapsaron, incluyendo la fuerza en Masada, quienes cometieron suicidio en masa en el año 73, prefiriendo matarse antes que ser tomados cautivos.
El Final del Judaísmo como se conocía
Ese fue el fin del judaísmo según se había conocido por cientos de años. El sacerdocio terminó. Terminaron los sacrificios de animales. La vida de adoración centrada en Jerusalén y el templo terminó. Y nunca se ha restaurado hasta nuestros días. El judaísmo que conocemos hoy en Minneapolis y en Nueva York y en Tel Aviv no es el mismo que se practivaba antes del 70 d.C.
¿Cuál es el significado de este cataclístico evento en el judaísmo?
Era el testimonio de la verdad del cristianismo. Jesús lo predijo y ocurrió. Los cristianos no pelearon contra Israel en esta revuelta. De hecho, los cristianos sufrieron en Jerusalén con Israel a causa de la revuelta. En lo concerniente a Roma, el judaísmo era el árbol, y el cristianismo la rama. Si hubieran podido destruir el árbol del judaísmo, hubieran aniquilado también al cristianismo. Los judíos y cristianos sufrieron juntos en el 70 d.C.
Así que la destrucción del 70 d.C. no fue un acto de antisemitismo. Más bien fue un acto de juicio divino. Es lo que Jesús dice en Lucas 19:43-44 que estas cosas ocurrieron "porque no conociste el tiempo de tu visitación", es decir, no reconociste la llegada del Mesías. Fue el testimonio de Dios de que la llegada de Jesús fue, de hecho, lo que el libro de Hebreos dice que fue: el reemplazo de las sombras con la realidad, que es Cristo mismo.
Uno de los primeros padres de la iglesia, Atanasio (nacido en el 373 d.C.), lo dijo de esta forma:
El hecho de que Jerusalén ya no perdure, es una señal, una prueba importante de la llegada de la Palabra de Dios. . . . Porque. . . cuando la verdad está presente, ¿qué necesidad hay de las sombras? Y fue por esto por lo cual Jerusalén permaneció hasta entonces - es decir para que [los judíos] pudieran ejercitarse en los tipos, esperando a la realidad.
En otras palabras, pudiera decirse, la destrucción del Templo y de Jerusalén, fue la forma en que Dios dijo: "Despierta al significado del libro de Hebreos en el Nuevo Testamento".
Ahora regresamos a Hebreos 8:13 con una nueva percepción de lo que estaba en riesgo con estas palabras: "Cuando El dijo [en Jeremías 31:31]: Un nuevo pacto, hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer”.
La Navidad tiene dos significados
Lo que vimos en los últimos dos domingos al estudiar Hebreos 8 es que la Navidad tiene dos significados.
1) Significa el reemplazo, con la realidad, de las sombras del Antiguo Testamento. El templo y el tabernáculo, los sacrificios y el sacerdocio, las fiestas y las leyes de alimentos, todos eran sombras y copias de la Realidad en el cielo, a saber, de Jesucristo y su obra como nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Sacrificio, y nuestro enfoque de adoración. Jesús cumple y reemplaza las sombras del Antiguo Testamento.
2) Y el segundo significado de la Navidad que vimos en este capítulo es que Dios hace que la Realidad de Cristo sea real para nosotros mediante la obra del Nuevo Pacto, cuando escribe su voluntad en nuestros corazones (v.10).
Así que la navidad significa que las sombras son reemplazadas por la Realidad: Las copias del Antiguo Testamento dan lugar al Original, Jesucristo. Y significa que Dios fue más allá de eso, y entra poderosamente en nuestros corazones y mentes para vencer nuestra resistencia a esta Realidad. El escribe la voluntad de Dios, la verdad de la Realidad de Jesús (2da a los Corintios 4:4, 6), en nuestros corazones, de modo que estemos dispuestos y deseosos de confiar en él y seguirle, desde nuestro interior, no bajo contrición o reglas externas.
Un Tercer significado - Dios es misericordioso
Antes de relacionar Hebreos 8:13 y la destrucción de Jerusalén, con estos dos significados de la Navidad, añadamos algo más desde el versículo 12: "Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados”. Esta la última parte de la cita de Jeremías 31. Comienza con "Pues" o "Porque". Así que éste es el fundamento o base para las otras promesas del nuevo pacto (en los versículos 10-11).
Dios dijo, escribiré mi voluntad en sus corazones, y seré su Dios y haré que me conozcan personalmente. . Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados”. En otras palabras, la muerte de Jesús por nuestros pecados es el fundamento del nuevo pacto (Hebreos 7:27; 9:28; 10:12). Es la base de las otras promesas. Si Cristo no hubiera muerto por nuestros pecados, Dios no sería nuestro Dios, o escrito la ley en nuestros corazones, o no nos hubiera hecho conocerle personalmente. Toda esa misericordia fue obtenida por la sangre de Jesús. Es por eso que Jesús llamó la copa de la cena del Señor: “el nuevo pacto en mi sangre" (Lucas 22:20).
Esto es lo que el escritor quiere que entendamos. Dios es justo y santo y está separado de pecadores como nosotros. Este es nuestro principal problema en las Navidades y en otras temporadas. ¿Cómo debiéramos ponernos a cuentas con un Dios santo y justo? Sin embargo, Dios es misericordioso y ha prometido, en Jeremías 31 (quinientos años antes de Cristo) que algún día haría algo nuevo. Él reemplazaría las sombras con la Realidad del Mesías. Y él entraría poderosamente en nuestras vidas y escribiría su voluntad en nuestros corazones, de modo que no seamos más contaminados desde afuera, sino que estuviéramos dispuestos, desde nuestro interior, a amarle, confiar en él, y seguirle a él.
¡Un Regalo Navideño digno de ser cantado!
Esa sería la mayor salvación imaginable, que Dios nos ofreciera la mayor Realidad del universo, para que la disfrutáramos y luego entrara en nosotros para que la pudiéramos disfrutar con la mayor libertad y gozo posibles. Ese sería un regalo navideño digno de ser cantado.
Es, de hecho, lo que prometió. Pero había un obstáculo inmenso: Nuestro pecado; nuestra separación de Dios por nuestra injusticia. ¿Cómo es que un Dios santo y justo trata a los pecadores con tanta bondad como para darles la mayor Realidad del universo (su Hijo) para que la disfruten con el mayor gozo posible? La respuesta es que Dios puso nuestros pecados en su Hijo, y los juzgó en él, para poder quitarlos de su mente, y lidiar misericordiosamente con nosotros y permanecer justo y santo al mismo tiempo. Hebreos 9:28 dice: "Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos”.
Esto es lo que significa el versículo 12: Cristo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo cuando murió. Tomó nuestro juicio. Canceló nuestra culpa. Y ello significa que los pecados fueron quitados. No permanecen en la mente de Dios como un fundamento para la condenación. En ese sentido, él los olvidó. Son consumidos en la muerte de Cristo.
Significa que ahora Dios es libre, en justicia, para prodigarnos el nuevo pacto. Nos da a Cristo la mayor Realidad del universo, para nuestro disfrute. Y escribe su propia voluntad, su propia esencia, en nuestros corazones, de modo que podamos amar a Cristo y confiar en Cristo y seguir a Cristo desde nuestro interior, con libertad y gozo.
Jesucristo es la meta, la Realidad
Cuando Jerusalén cayó ante los romanos en el 70 d.C., y el templo fue quemado, ya no se ofrecieron más sacrificios en el judaísmo, y llegó a su fin el sacerdocio levítico, Dios estaba diciendo, con su poder y providencia: ¡Cristo era la meta de todo eso! ¡Cristo era la Realidad! El resto era sombras. El cristianismo es una fe entrelazada con la historia. No es un simple grupo de ideas. Tiene que ver con una persona, Jesús, quien vino en la historia, murió y resucitó. Y tiene que ver con Dios, quien interviene en la historia para dar testimonio de la realidad de su Hijo, Jesucristo.
Y mire a su alrededor hoy. ¿No es sorprendente que Dios haya preservado al pueblo judío hasta la fecha? Y todavía hay un futuro para ellos en Cristo según las Escrituras. Pero, ¿qué vemos? ¿Están reuniéndose en el Templo? ¿Están ofreciendo sacrificios de animales? ¿Van al sacerdocio levítico al buscar meditar con Dios? No, ¿por qué? Porque Jesús dijo: "porque no conociste el tiempo de tu visitación" (Lucas 19:44). La existencia del pueblo judío en la actualidad, y la versión transformada del judaísmo que siguen, es un testimonio constante al mundo de que el primer pacto se desvaneció, y que el Mesías, Jesucristo, vino y ha inaugurado un nuevo pacto. Las sombras fueron reemplazadas por la Realidad, y el Espíritu ha escrito la voluntad de Dios en nuestros corazones.
Miremos, por tanto, la gran realidad suprema de Cristo, y pongamos nuestra esperanza en él, y amémosle, y adorémosle en esta Navidad.